Alcoholímetro y Foto Multa, un mal necesario.

Para quienes han padecido y sufrido en carne propia los daños directos o colaterales de conductores ebrios, principalmente de jovencitos alcoholizados que se revientan los fines de semana en los bares o antros, la posibilidad de que se vuelva a imponer el alcoholímetro es una buena medida para evitar los trágicos accidentes que se registran  semana tras semana.

La decisión que se tome tendrá que ser considerada, admitida y reconocida por la sociedad, solo así se podrá ejercer, si no del todo, si en parte cierto control sobre automovilistas desbocados que buscan exhibir y demostrar sus pasiones y frustraciones con la velocidad que le imprimen al acelerador sus vehículos.

El uso del alcoholímetro en sitios predeterminados durante  viernes y sábados, días de “obligado reventón” en distintos puntos de la ciudad”, podrá tener la aceptación social si los elementos que lo apliquen no incurren en excesos o privilegios para algunos y favoritismos para otros. La disposición deberá ser pareja y los defensores de todo y nada, deberán ser responsables con la medida y no buscar pretexto para inconformarse.

El uso del alcoholímetro no es algo que la sociedad pida, sino que lo exige y lo demanda en silencio cuando observa como cada fin de semana pierden triste y estúpidamente la vida esos jovencitos inconscientes que no dimensionan los riesgos de alcanzar una velocidad mayor a la permitida.

En lo que va del año, decenas de accidentes automovilísticos han enlutado muchos hogares, y todo por la necedad y simpleza de aquellos se oponen a medidas drásticas por parte de la autoridad, argumentando que lo único que pretende el gobierno es imponer un esquemas recaudatorio

Quienes se dicen defensores de los derechos humanos, incluyendo a la institución responsable de ello, deberán asumir con seriedad la propuesta de instaurar el alcoholímetro y no  adoptar posturas que lejos de contribuir a disminuir los accidentes, han dicho que la medida es violatoria de los derechos de las personas, eso sería absurdo y desafortunado.

Desde luego que una medida coercitiva de esta naturaleza, debe cuidar todas las aristas y vigilar que no se violenten o se transgredan los derechos humanos. Y no solamente eso, deben estar también atentos a que no se cometan excesos o actos de corrupción que igual ocurren y suelen presentarse en los puntos de revisión por quienes controlan o administran el alcoholímetro.

Su aplicación procede y es congruente con un interés colectivo de reducir las muertes prematuras de nuestros jóvenes y adolescentes. Esperemos que así se entienda y se complemente con la foto multa, aunque no faltarán los vivales de siempre que criticarán que lo único que se busca es recaudar dinero. Al final del día la disposición no es mala y es mejor prevenir riesgos, estamos en tiempo.

ENTRE PARENTESIS

Inspirados en las bellezas naturales que ofrece a sus visitantes el majestuoso pueblo de Xilitla, nuestros diputados dieron este jueves una lección de presencia, debate y legislación surrealista, cosa que no es mala, lo chusco y ridículo es que hasta allá les pusieron cola.

Hasta pronto.