+Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero
Arzobispo de San Luis Potosí
Este Adviento veámoslo, como dice el Papa Benedicto XVI: “En la hora decisiva de la historia humana, María se ofreció a sí misma a Dios, ofreció su cuerpo y su alma como morada. En ella y de ella, el Hijo de Dios asumió la carne. Por medio de ella la Palabra se hizo carne (Cf Jn 1, 14). Así, María nos dice lo que es el Adviento: ir al encuentro del Señor, que viene a nuestro encuentro. Esperarlo, escucharlo, contemplarlo”. (Papa Benedicto XVI, Homilía 10 diciembre 2006)
La Navidad nos invita a contemplar el Misterio del Amor de Dios, a dejarnos inundar de su Luz; a permitir, es decir: hagamos la prueba, que la presencia de Dios llene nuestro corazón. La Navidad es una hermosa ocasión para disfrutar de la vida como don, como regalo que Dios nos hace y que nos ha sido dada gratuitamente para compartirla de la misma manera: ese es el secreto de la Navidad.
Celebrar la Navidad es:
•Recordar que Dios quiere manifestarnos su cercanía, solidaridad y amor.
•Ser conscientes de que Dios se nos dona gratuitamente y sigue esperando que cada uno lo recibamos libre y confiadamente. No quiere entrar por la fuerza en nuestro corazón: “Estoy a la puerta y llamo. Si alguno me abre, entraré y cenaremos juntos” (Ap. 3, 20). El que no nazca en vano depende de nosotros.
•Maravillémonos de esta señal que la Navidad nos ofrece: mirar una familia pobre, sin hogar ni lugar para dar a luz a su Hijo. Esta es la familia de José, María y Jesús y así nos está manifestando Dios su amor en su pobreza. Por lo tanto, celebrar hoy la Navidad es volver a creer que, en la sencillez de cada día, y en las cosas más ordinarias y cotidianas, con escasos medios y aún con todas las pobrezas que suelen sofocarnos, podemos descubrir y acoger la presencia de este Dios-Amor, que hace nueva y distinta la vida humana.
•La Navidad es celebrar el amor misericordioso de Dios y por eso dejemos a un lado la venganza, el resentimiento y la mirada indiferente especialmente hacia los que alguna vez nos han ofendido o incluso hacia aquellos que no significan algo para nuestra vida y amor con misericordia y bondad.
• La Navidad es creer en la posibilidad real de nuevas relaciones en la familia y sociedad, aceptando la carga de nuestras propias responsabilidades, y no dejando para los otros la solución de los problemas, ni instalándonos en críticas inútiles y siempre inoperantes. Es vencer el mal a fuerza de bien, con un deseo fuerte de reconciliación, de verdad y de paz, y siempre convencidos que sin misericordia no hay verdadera justicia.
•Confesar que Dios en Cristo Jesús redime la historia humana penetrando cada situación humana y todos los vínculos sociales. El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre. Por lo tanto celebrar hoy la Navidad es optar decididamente por una distribución equitativa de los bienes para que todos vivan en la dignidad de hijos de Dios, superando el asistencialismo y optemos por la promoción integral de cada persona, en especial de los más pobres. Es asumir un estilo de desarrollo que garantice que la creación sea hoy y mañana “la casa de todos”. Es recorrer caminos de diálogo participativo para resolver los desafíos de cada día. Es luchar contra la corrupción.
Finalmente
Los invito a aprovechar este tiempo de Navidad para vivir un mejor año 2018 y ¿de qué manera? Acojamos al Señor misericordioso y viviamos con un corazón nuevo y propósitos nuevos.
¡FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO 2018!