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martes, mayo 7, 2024

La presión social no lo fue todo
Nadie podría cuestionar que el fenómeno de la corrupción es un cáncer enquistado en todo lo largo y ancho de nuestro país, no se puede negar u ocultar porque es la principal enfermedad que corroe al poder.

Tampoco alguien en su sano juicio puede descalificar todas las expresiones sociales o ciudadanas que durante décadas han dicho ¡basta ya de corrupción!

El fenómeno político que hoy se vive en San Luis Potosí, hay que revisarlo y abordarlo desde diferentes ángulos y concederle su justa dimensión. Primero, habría que preguntarse si el retiro de tres o cuatro diputados del Congreso del Estado fue producto de una presión social real, o bien, fue el resultado de la lucha que se libra entre las distintas fuerzas políticas o de grupos de poder económico que coexisten internamente en los partidos políticos.

¿Todavía alguien podrá pensar que figuras como Enrique Flores del PAN y Oscar Bautista del PRI eran sostenibles y conservar su curul? No lo creo. El discurso central de sus presidentes de partido a nivel nacional ha sido justamente el de la anti corrupción. Tanto Enrique Ochoa, como Ricardo Anaya, han centrado sus promocionales en el tema y por lo tanto estaban obligados a ser congruentes.

¿Que la irritación social fue un factor decisivo para que los legisladores solicitaran licencia?, si, si lo fue; pero no fue todo ni lo único, la decisión no fue unipersonal ni tampoco mérito de sus dirigencias locales; fue en esencia una decisión central de sus partidos lo que llevó a estos diputados a retirarse del cargo y del linchamiento mediático del que fueron objeto.

Tras el escándalo, ¿con que cara podrían salir a cuadro los líderes nacionales del PRI y el PAN que han venido pronunciando un discurso anticorrupción y cuando sus diputados habían protagonizado actos de extorsión y chantaje en contra de presidentes municipales? Que hoy los líderes de partido se adjudiquen el reconocimiento es otra cosa porque la verdad, no tenían justificación y ni para donde hacerse esa es la realidad.

Muchos suponíamos que no pasaría nada, que todo se reducía a una simple guerra mediática. Incluso se llegó a creer que había acuerdos en otros niveles para sostener o solapar a los diputados; nada más errático que esa concepción. Y es que no hace mucho,- por ejemplo, la dirigencia nacional del PVEM, partido al que pertenece Manuel Barrera Guillén, vino a reconocer el trabajo del gobernador potosino luego de una intentona de golpe de Estado atribuida al ex Secretario de Gobierno, Cándido Ochoa.

Lo que viene ahora es de pronóstico reservado y no hay más que dos opciones. O se enfrían las cosas o se llega hasta las últimas consecuencias. En ello mucho habrá de contribuir la Procuraduría General de Justicia, entidad que está obligada no solo a acelerar el proceso de investigación para que castigue o se deslinde a los actores involucrados en presuntos actos de corrupción, si no a los intereses que se mueven en las sombras.

“ENTRE COMILLAS”

Luego de las denuncias y evidencias presentadas en contra del Ingenio Alianza Popular, esto por la contaminación y mortandad de peces provocada irresponsablemente en ríos de la Huasteca potosina, la Comisión Nacional del Agua CONAGUA, sostiene que se sancionará con 15 millones de pesos al Ingenio Azucarero, solo que la dependencia no muestra nada que acredite que la sanción es real. Corrupción o simulación es lo mismo, ¿o no? Hasta pronto

Fernando Díaz de León Cardona

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