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TRAZOS Y SOMBRAS

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viernes, julio 26, 2024

TRAZOS Y SOMBRAS

Por Fernando Díaz de León Cardona

La tragedia registrada la madrugada de este sábado en el antro denominado “RICH”, en el que perdieron la vida dos jóvenes y más de una decena resultaron gravemente lesionados al desprenderse el barandal de cristal que servía de contención o protección, es algo simplemente abominable.

Es inconcebible que esto suceda y que las autoridades estatales y municipales traten de eludir su responsabilidad. Del o los dueños hasta ahora nada se sabe, pero en este accidente, “si así le quieren llamar” se conjugan una serie de factores que nadie puede evadir o tratar de encontrar una explicación simple.

Primeramente, fue una total irresponsabilidad desarrollar un evento en un sitio limitado en espacio y en donde “se sabía” acudirían cientos de jóvenes. En segundo lugar, nadie puede ocultar cuales son los factores que incidieron y contribuyeron para que la tragedia se presentara.

Este hecho profundamente lamentable se inscribe en las siguientes causas: Primera: En la ambición desmedida por parte de los dueños en ganar más dinero. Segunda: En la irresponsabilidad absoluta en permitir el ingreso de un mayor número de asistentes pese a que la capacidad del antro no era suficiente para recibir a tanto joven.

Tercera: El que se admita o se vendan bebidas de alta graduación a adolescentes o menores de edad, es simplemente una cuestión criminal y, -Cuarta: El que la autoridad estatal o municipal esgrima que el antro operaba sin el conocimiento del evento o de los permisos de Protección Civil y Licencia Comercial correspondientes, representa un insulto a la inteligencia colectiva.

Significa un acto de total insensibilidad y una falta de respeto a los jóvenes fallecidos, a los heridos y sus familias. Unos y otros se avientan la bolita y buscan deslindarse de su responsabilidad.

Quien conoce de estos menesteres, sabe perfectamente que ninguna autoridad escapa a actos de simulación y corrupción. No deseo señalar a alguna dependencia estatal o municipal en particular, pero todos por igual son culpables de lo que ahí ocurrió.

Tratar de escurrirle al bulto es un acto de cobardía y de valemadrismo de lo que sucede en ese tipo de antros. No hay semana que no se registre algún hecho lamentable. Desde riñas hasta accidentes automovilísticos fatales.

Muchas veces, o desde el anonimato, se asegura que semana tras semana inspectores de Protección Civil y de Comercio, pasan a los antros, – por modestos que estos sean-, por su respectiva mochada.

Si esto es verídico, ya es tiempo que tanto el gobernador del estado como la alcaldesa en funciones o el presidente electo, agarren el toro por los cuernos, hagan una limpia e impongan sanciones ejemplares.

Algunos podrán decir: “Solo hubo dos muertitos y algunos heridos”, sin embargo, – si no se actúa rápido, con atingencia y honestidad; lo sucedido la madrugada de este sábado no será un hecho aislado, sino el principio de mayores fatalidades y la más grande de las simulaciones por actos de indolencia, irresponsabilidad y corrupción.

Hasta pronto

 

 

 

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