TRAZOS Y SOMBRAS

Fernando Díaz de León Cardona

Inoperancia o ignorancia, negligencia o displicencia está siendo el sello de la casa. Y no es que sea una o dos, sino que son varias las iniciativas aprobadas por los diputados locales las que se han topado con las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o con los órganos estatales jurisdiccionales.

Las modificaciones o nuevas propuestas que han hecho los caros e inútiles legisladores han sido rebotadas por las autoridades federales convirtiendo sus resoluciones en burla razonable y verdadero escándalo. Algunos de ellos les valió madres y ya abandonaron el barco porque los señores andan en busca de una nueva posición política, los de atrás que se jodan.

¿Sabrán acaso el costo político que les representará el próximo 2 de junio a toda esa bola de diputados inútiles que andan tras otro cargo de elección popular?  Claro que lo saben, pero sienten que porque tienen el apoyo del gobernador del estado todo les va a salir bien y hasta creen que la gente se volcará en las urnas.

Lo hará, sí, pero para someterlos al escrutinio y cobrarles facturas pendientes. De que habrá voto de castigo, por supuesto que lo habrá. ¿A poco creen que al pueblo se le olvida todas las pifias o burradas que han cometido, de los excesos y los errores a causa de legislar sobre las rodillas y al vapor? Para nada, se las van a cobrar a todos esos legisladores de caricatura que reformaron o crearon leyes sin considerar las limitaciones de un Congreso local.

Según ellos ya cumplieron con su encomienda, pero lo que no saben es que no solamente le fallaron al pueblo que dicen representar, sino a sus jefes políticos mismos que creyeron en sus habilidades de hilar políticamente bien y legislar. Por lo pronto, muchas iniciativas o reformas van para atrás y otras de plano se quedaron en el cajón de los olvidos.

Quién puede creer que con la llegada de diputados suplentes las cosas cambiarán? Nadie. Solo llegaron a seguir calentando la silla y a cobrar bien, ¡total! el pueblo es el que les paga con sus impuestos. Esta legislatura, con sus honrosas excepciones lo único que demostró y exhibió fue su miseria intelectual y una ignorancia como del tamaño de la troca que utilizan.

Aquí no cabe en los diputados que solicitaron licencia, decir que fue por cuestión de ética o principios. Quienes lo hicieron fue una medida y un acto esperanzador de presión para fustigar al alcalde la capital que insisten debe retirarse del cargo para entrar en la contienda por la reelección.

Se fueron no por convicciones o porque sus ideales los llama, simplemente pidieron licencia porque andan en busca de otra posición política y ¡Que bueno!, de otra manera causarían más daño si hubiesen permanecido cobrando esos sueldos y prestaciones insultantes.

De que le fallaron a los potosinos, le fallaron. Para nadie es una novedad que cada legislatura tenga su mantra.

Hasta pronto