TRAZOS Y SOMBRAS
Fernando Díaz de León Cardona
Al margen de grillas, dimes, diretes, directas e indirectas o noticias falsas, mágicas, veladas o apuntadas y de las que la ciudadanía, – por cierto, está hasta la madre, hablemos de lo que todos los potosinos padecemos día tras día.
A la puerta de muchos, miles diría yo, no falta quien toque la puerta o el timbre para decir que van o vienen de Mercado Libre o de Amazon.
Si usted decidió comprar por esas vías algún producto, asuma sus consecuencias. Para empezar, los zapatos que compró vienen con fallas en la lengua, la suela, el color o en las agujetas.
Si compró un pantalón, suéter o chamarra que no le extrañe que llegue con el cierre fruncido, con un lado más largo que el otro, descolorido, sin alguna presilla o simplemente la talla no es la usted pidió.
Para las mujeres, que por antonomasia son asiduas a comprar en esos sitios de internet, lo más probable es que las defrauden. Me refiero a que el perfume, la loción o agua de colonia que pidieron no corresponde al aroma que conocen o desearían conocer.
No se diga de las bolsas, los vestidos o los juguetes de las y los niños que llegan con alguna falla, desperfecto o alteración y sin ninguna recomendación sobre los riesgos y peligros para los infantes; es el pan de cada día y nadie hace ni dice nada.
Por lo pronto, las o los compradores ya se endeudaron, aventaron la tarjeta de crédito o debito y ya se pasaron a perjoder al comercio local establecido que paga renta, empleados, servicios, impuestos y a veces moches para poder trabajar.
Hoy las redes sociales le brindan todo; fácil y barato. No se diga la comida rápida la cual ignora usted si en la cocina donde se prepara hay “ratas, juanes o cucarachos”, vaya usted a saber. La COEPRIS dirá que todo está regulado, si, pero no supervisado.
Los inspectores acuden y muerden bien, ¡Total! quien se da cuenta. Los negocios de comida rápida florecieron y crecieron durante la pandemia del COVID, todo se justificaba, solo que ahora son verdaderas mafias las que controlan y operan estos servicios sin que nadie ponga orden.
En fin, me refiero al Mercado Libre que es todo un monopolio que ha crecido como nadie pudo imaginar. Qué bueno que exista. Eso nadie lo discute, pero por el amor de Dios, que alguien controle sus compras y sus ventas.
No es posible que se introduzcan mercancías chafas o de dudosa procedencia que solo defraudan a los incautos compradores.
Obvio que la compra por internet es tendencia y comodidad, pero no nos deslumbremos. Hay mejores opciones. Aquí lo importante es que el mercado local, todo en su contexto, sea capaz de competir y brindar buenos precios y artículos garantizados.
De otra manera serán irremediablemente desplazados o rebasados por los gargantones del mercado nacional e internacional. En ustedes, señores comerciantes, empresarios y vendedores de todo está la solución, de nadie más. Los políticos o los grillos andan en lo suyo y esto, simplemente no está en su agenda.
Hasta pronto.