TRAZOS Y SOMBRAS
Fernando Díaz de León Cardona
Esta semana ejecutaron al famoso “Tiburón”. A ese polémico personaje que, quien está en las redes sociales u observa algún medio de comunicación formal o en línea sabrá que se trata del individuo que golpeó salvajemente a un joven de 15 años que trabajaba en un dispendio de tortas.
Su asesinato despierta un sinfín de especulaciones. Sin duda fue una ejecución o un ajuste de cuentas bien planeado, vaya usted a saber. Lo cierto es que este personaje que las redes y los medios hicieron famoso por su brutalidad cayó abatido por las balas de algún individuo que lo traía en la mira.
Desde que se supo que esta persona había agredido despiadadamente a un jovencito que cometió “el pecado” de decirle que esperara su turno; se inició un proceso legal en su contra, principalmente por la presión social a la que fue sometido el caso. El gobierno estatal no perdió la oportunidad de lucirse.
¿Qué Juez o Jueza decidió soltarlo o que este personaje llevara su proceso en libertad?, se ignora quien fue. Lo cierto es que, con su determinación legal o legaloide, mandaron a este hombre al matadero. ¿No hubiese sido mejor que permaneciera en prisión en lugar de soltarlo? ¿Por el bien de él, de su familia y de la sociedad?
Las famosas líneas de investigación apuntan hacia varios lados: El hombre era un tipo violento, putañero y cabrón. Pretender señalar a la familia del joven agredido, es lógico. Sin embargo, es una posibilidad descartable, toda vez que existió una reparación del daño. No obstante, a que padre, madre, hermano, amigo o primo, no le gustaría cobrar venganza. Solo Dios sabe.
El problema finalmente no es la simple agresión, sino su desenlace. Cualquiera que, haya sido el motivo del homicidio debe investigarse y sentar un precedente. Nadie puede estar por encima de la ley ni hacer justicia por su propia cuenta.
Lo triste es, qué si la justicia en este estado es sorda, ciega o muda, siempre habrá alguien que busque se cumpla, a su modo. “Siempre habrá quien quiera cobrarse por su propia mano ajustar cuentas”. Lamentablemente así es.
Las detenciones y linchamientos a malandros que roban casas; los atoramientos a narcomenudistas, a delincuentes sexuales, asalta y roba autos o delincuentes “comunes” no debe sorprendernos si los colonos los agarran y los madrean, ¡No hay de otra!
Están en todo su derecho. Ante la falta de una autoridad, impera la ley del pueblo, como en el sur de este país… ¡Porque nos sorprendemos! Los abogados hacen su chamba y los dictadores de la justicia se dejan querer, ¿ni modo que no? Sólo vean donde y como viven… con sus excepciones.
Mientras se siga deteniendo a los malos y mientras se conserve esa tendencia a soltarlos “por la puerta giratoria” “porque no hay espacio para recluirlos”, estamos todos jodidos.
El pueblo de a pie, se sigue preguntando: ¿Cuándo tendremos un sistema penal que por lo menos ponga a trabajar bajo vigilancia a tanto malandro o malandrín? Cuando menos a barrer y limpiar las calles.
Hasta pronto
