La conferencia tempranera de este martes en Palacio Nacional llegó a despertar grandes expectativas y esperanzas en cuanto a estrategias novedosas capaces de enfrentar la grave crisis de salud y sus efectos colaterales que ya comenzaron a dañar, a hacerse presente y sentirse en la economía formal e informal ante la propagación del COVID19, por desgracia, nada de nuevo bajo el sol.
Cifras actualizadas, estadísticas, anuncios obligados y la retórica acostumbrada por el presidente de la República fue el común denominador y el esquema predominante de una mañanera que mostro algunos rostros inmutados, fastidiados, otros desvelados y agotados de los miembros del gabinete.
El anuncio del Subsecretario Hugo López Gatell respecto a la transición de la fase I a la fase II en México fue solo un acto de cortesía internacional a una formalidad anunciada desde la tarde del martes 23 de marzo por la Organización Mundial de la Salud OMS.
La claridad y pulcritud con la que se condujo el médico López Gatell no deja lugar a dudas. Las cifras ahí están, los riesgos de una exposición mayor y el incremento de contagios y sin control son inminentes en su tercera etapa.
La fase II era un escenario posible y previsible. Con honestidad intelectual el vocero de la pandemia reconoce que la fase III será impostergable e inevitable, panorama que todos los mexicanos ya sospechábamos y esperamos con gran temor e incertidumbre.
Al parecer, López Gatell es el único, y si acaso el Secretario de Defensa Nacional SEDENA, los que traen el pulso de la realidad y un claro panorama al que pronto nos enfrentaremos. Y todo porque, solo el señor de los amuletos y las estampitas sigue envuelto en su fetichismo, en ese discurso populista, confuso y convenenciero.
Y como ya Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo le habló por teléfono y le aseguró que no despediría a ningún trabajador de sus empresas, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su sueño guajiro supone que todos los inversionistas mexicanos se solidarizarán y seguirán el ejemplo del magnate de las comunicaciones, ¡vaya utopía!
¿Podría López Obrador pedirles lo mismo a las decenas de miles de emprendedores, micro, pequeños y medianos empresarios que en su conjunto tienen en nómina a cientos de miles de trabajadores, y que a causa de la crisis de salud ya tronaron y han tenido que cerrar sus negocios, simplemente porque no tienen liquidez ni reservas para el pago de sueldos al suspender sus procesos de producción y ventas?
AMLO habla de que todo lo recaudado, lo ahorrado y lo robado al pueblo lo tiene en caja y tiene su guardadito, pero al menos hoy, no definió una estrategia clara y coherente de como los apoyará. Plantea tandas, créditos blandos a fonditas y restaurantes en ese mundo pequeño y de fantasía que el presidente cree es la única condición y configuración de México.
No habla de condonaciones y elude el compromiso de suspender o dar tregua al pago de luz y agua, a las cuotas obrero-patronales, los pagos al INFONAVIT, FOVISSSTE, FONACOT, créditos bancarios o a cajas populares etcétera. No habla de esto porque AMLO sigue creyendo en que son los reaccionarios, los conservadores y los medios de comunicación vendidos los que plantean semejantes propuestas para desestabilizar al país.
AMLO ignora y desdeña las propuestas de organizaciones obreras y empresariales, de partidos políticos y organismos ciudadanos sobre la suspensión temporal en el pago del IVA y el ISR como factores esenciales que impactan y afectan directamente a sectores formales e informales de la economía. Los subestima porque el señor presidente piensa que tales planteamientos son pura politiquería.
Slim, y otros empresarios potentados e intocables, – todo mundo lo sabe, – tiene resuelto su problema económico por generaciones y por los siglos de los siglos. Los emprendedores, los micro y pequeños empresarios que apenas comienzan no, y vaya que se cuentan por miles y que ante la contingencia tendrán que cerrar y despedir gente.
¿Que acaso AMLO no sabe cuanta gente en este país maneja un taxi, un autobús o vende en la calle tamales, gorditas, nopales, paletas, tacos, tortas, artesanías, verduras, ropa, etcétera, etcétera, y que ya resultaron brutalmente golpeados por las restricciones de proximidad social pero que aguevo tendrán que salir de sus casas para arrimar el sustento, pagar renta, luz, predial y agua potable?
Decretar que los adultos mayores burócratas y los que laboran en el sector privado deberán irse a sus casas percibiendo sueldo integro y prestaciones, no deja de ser una acción política populista de afanes protagónicos desmedidos, porque claro está que al gobierno no le cuesta pues el sueldo de los empleados del sector público sale de los impuestos que paga el pueblo y en el privado les cuesta a los empresarios.
En verdad, este martes, los mexicanos nos despertamos con la esperanza de que el hombre responsable de conducir el destino de este país asumiría el papel que le corresponde ante una urgente razón de Estado, lamentablemente no fue así y, – lo más grave, – es que este México de hoy se le está yendo de las manos. Ojalá me equivoque, pero desafortunadamente todas las señales apuntan a un escenario devastador y de trágica magnitud en donde el pueblo no tendrá ni la fortaleza ni los medios para resistir. Hasta pronto. deleoncardona@hotmail.com