Para algunos integrantes de la clase política potosina más picuda, el proceso electoral de junio próximo se encuentra lleno de incertidumbre; principalmente en lo que respecta a candidaturas, coaliciones o alianzas entre los partidos, y pues ¡Cómo no! Antes el llamado círculo rojo o las camarillas de poder ya mostraban una abierta injerencia, inclinación y postura clara para la defensa de sus intereses y ahora no.

Hoy todo cambio. En otras épocas, el factor “presidente”, el factor “partido” y “gobernador” se mostraban como precipitantes centrales de la decisión, tanto para los amarres en el centro del poder como para los ajustes en el contexto local y regional; todo se modificó. Con un presidente como López Obrador y con un gobernador como JM Carreras, nada se sabe y todo puede suceder.

Ello explica tal vez la incertidumbre y la comedera de ansias de unos cuantos, o, mejor dicho, de casi todos.

De que las candidaturas a gobernador, a diputados federales, locales y presidentes municipales tendrán una definición justo en los tiempos que marca la ley, pero principalmente obedeciendo a los tiempos y estrategias internas de los partidos, no hay duda que vendrán a su tiempo, pese a los aceleres de algunos que “le andan apuntando al cerro para cuando menos pegar el tiro en la cerca”.

En el específico tema de las candidaturas, y si hacemos un repase de los partidos políticos con actividad preelectoral definida y constante, el Partido Verde Ecologista de México PVEM, es el instituto político que clara y abiertamente se renueva, crece y se fortalece en todo el territorio potosino y, – salvo que algo extraordinario sucediera, su candidato a la gubernatura del estado seguirá siendo el diputado federal José Ricardo Gallardo Cardona.

El PVEM no solamente ha logrado consolidar una amplia base de participación política y social en todos los municipios de la entidad, sino que muestra movilidad, capacidad de convocatoria; despliega oficio y destreza en agrupar a otras fuerzas políticas, corrientes y figuras que no encontraron o no les dieron la oportunidad en otros partidos políticos.

En el tema de las alianzas, el Verde Ecologista a nivel nacional y local es de los pocos partidos, si no es que el único, que tiene claridad en este momento en cuanto a su ruta a seguir, independientemente de la reconfiguración que logren otros institutos políticos en el contexto nacional con la renovación de sus dirigencias, específicamente en MORENA.

Formales o de facto, el PVEM transita en esa vía con liderazgos que, muy a pesar de la guerra vil, sucia y barata emprendida por sus adversarios lo cierto es que siguen cabalgando, cultivan esperanza y generan expectativa entre miles de potosinos. Si el presidente de la República es un hombre que ha hecho de la polarización una estrategia, no dudemos entonces en donde podrían estar depositados sus afectos y sus compromisos, así de entendible.

En otros partidos como el PAN, los días pasan, las fechas se les acumulan y la antropofagia sigue. Difícilmente lograrán concesos. Los cinco más fuertes aspirantes a la gubernatura hacen lo propio, trabajan y se empeñan en alcanzar la candidatura, pero sin anteponer la unidad del partido; solo su líder local sueña en que se logrará, aunque visto está que no es lo suyo.

En el PAN, el aspirante más fuerte lo es Octavio Pedroza Gaitán, le sigue Sonia Mendoza Díaz y, en ese orden, continúan en la lucha Marco Gama, Rolando Hervert, Alejandro “Boris” Lozano y Francisco Xavier Nava, que, entre tumbos y burros aspira a cuando menos a ser reelecto en la alcaldía capitalina, si es que no se le atraviesa una figura de peso como Enrique Galindo Ceballos que podría ser el candidato fuerte de la alianza entre varios partidos, incluidos el PRI, el PRD y otros.

Y, para aquellos que piensan que el PRI tiene ya extendida su acta de defunción y que está bien enterrado 3 o 5 metros bajo tierra, se equivocan. Sin ruido, sin arrogancia y sin echar las campanas al vuelo, su dirigente Elías Pecina Rodríguez, sabe perfectamente en donde esta parado. El trabajo de campo y discreto con su militancia y simpatizantes cautivos romperá con el estigma de que el PRI será la “bisagra del 21”; por el contrario, mantiene una importante estructura que lo hace ya competitivo en la próxima elección.