En la lógica del pragmatismo ramplón, irremediablemente todo es posible en este nuestro querido San Luis Potosí. Las alianzas entre partidos políticos en temporada electoral siempre han existido de manera formal, informal o de facto, en ello no hay nada nuevo bajo el sol y el 2021 no será la excepción. PRI y PAN en la práctica política ya han participado en alianza o con acuerdos expuestos y bajo la mesa.
En las alianzas interpartidistas que se han cuajado, por legítimas o perversas que sean, obvio ha sido que la doctrina, los valores, los principios y el código de ética que en teoría presumen y definen la ideología de los partidos, no son impedimentos ni precipitantes centrales para pactar acuerdos, repartirse cargos públicos y posiciones de elección popular. Entre las cúpulas, demostrado está, la moral no existe, todo se reduce a ganar; al final del día, el objetivo es que todos pongan y que todos ganen, aunque sea algo.
Una alianza formal o de facto PRI-PAN, para impulsar a Xavier Nava o a Octavio Pedroza por supuesto que no es descartable para el proceso electoral que está en puerta, sin embargo, al planteamiento en el que hemos insistido, otra vez creo que vale la pena ponerle signos de interrogación: El gobernador priista, Juan Manuel Carreras, ¿estaría dispuesto a jugarle las contras al presidente López Obrador en el 2021?, lo veo difícil, no le conviene.
Lo que no dudo es que la alianza PRIMOR se consolide y que el escenario de la sucesión se modifique, eso si puede ocurrir, de echo se trabaja en ello. Si madura y se le encuentra viabilidad, entonces el panorama sería otro. Veamos: Si Esteban Moctezuma ha resuelto no participar, las piezas claves para el priismo local y lo que pudiera significar MORENA después de la renovación de su dirigencia nacional, son: Juan Ramiro Robledo Ruíz y el embajador de México en España, Carlos Jiménez Macías, ambos insertados en la 4T.
Si en el centro, y en acuerdo explícito con el gobernador, se considera que el proyecto es viable con cualquiera de los dos, nada impedirá que AMLO se apunte una gubernatura más a su proyecto. Ahora bien, si en este probable escenario de proyecto aliancista se considera la inclusión del PVEM y no se desprecia la presencia de figuras locales de MORENA, que bien pudieran competir por las principales alcaldías, las diputaciones locales y federales, entonces estaríamos en presencia de una contienda arrolladora en donde los únicos damnificados o huérfanos del 21 serían inexorablemente el PAN y PMC.
Por otro lado, de consolidarse esa opción, evidentemente que hacia el interior del PRI y MORENA se podrían generar fracturas y divisiones. Ni Juan Ramiro Robledo ni Carlos Jiménez son santos de la devoción de algunos cuadros distinguidos que han hecho de sus partidos lo que han querido. Los principales oponentes de JRRR y de CJM serán varios de los ex gobernadores priistas, y, uno en especial, será el principal adversario con el que tendrán que lidiar, vencer o persuadir para dejar que la posibilidad de su candidatura transite sin contratiempo alguno.
De que el PRI y MORENA se entienden, es real y demostrado está. Los acuerdos en San Lázaro y la llegada de Dulce María Sauri a la presidencia de la mesa directiva es algo más que elocuente. En el ámbito local, desde la llegada misma de AMLO a la presidencia de la República, el gobernador JM Carreras ha jugado inteligente, cero confrontaciones lo que diga el Águila Imperial bienvenido sea. Si AMLO pone el anillo, el dedo que JMCL muestre será lo de menos.
Hasta pronto
