Nueve partidos para tres candidatos
Para este 2018, el mapa político en la entidad tendrá modificaciones sustanciales y estará marcado por circunstancias específicas, de tal manera, que la nueva realidad política y los escenarios que se vislumbran antes y después del primero de julio nos aportan una idea clara de una recomposición o reacomodo del poder que se viene gestando desde hace varios años en el estado potosino.
Desde hoy, ya se pronostica la derrota para el PRI, sin embargo todavía hay quienes le apuestan a consumar una “Elección de Estado”, maquinación que por supuesto se intentará, solo que esta vez será la de un “Estado Débil” o “Un Partido Débil” que no tuvo más opciones o remedio que postular a los mismos rostros de siempre o explorar con figuras que no presentan ninguna rentabilidad electoral como es el caso de sus candidatos al Senado de la República, a Diputados Federales, los Locales y Presidentes Municipales.
Evidentemente que la fórmula integrada por Ricardo Gallardo Cardona y Laura Gama Basarte es una fórmula ganadora, y lo será más cuando la propia Regidora del PAN que obtuvo su boleto ganador por obra y gracia de la santa negociación, entienda que si quiere llegar al Senado de la República, deberá trabajar y reconocer en el ex presidente municipal de Soledad de Graciano Sánchez su fortaleza, presencia y liderazgo.
Si Laura le quiere jugar al vivo o se deja llevar o influenciar por panistas resentidos o convencidos de su designación simplemente no llegará. Debe saber que para sentarse en el Congreso de la Unión, tendrá que invertirle tiempo y dinero, pero sobre todo realizar una campaña conjunta y de a pie, de esas que convencen y conquistan votos, de otra manera tendrá que resignarse a permanecer en la oscuridad.
Si Laurita se pone lista ganará y llegará como otros lo lograron. Solo debe recordar que el PAN ha ganado la partida completa desde hace 18 años o más, y si bien hoy las condiciones son diferentes porque quien encabeza la fórmula es de otras siglas, deberá comprender que existió un interés superior dictado desde su propio partido y no por coyunturas o intereses locales.
EL CONTEXTO NACIONAL
A pesar del descrédito, la falta de confianza y el abierto rechazo al sistema de partidos políticos, estos lograrán conservarse y permanecer prácticamente intactos. Ni la irritación social, ni las llamadas candidaturas ciudadanas o independientes fueron o serán suficientes para constituirse en una alternativa real para enfrentar al viejo o al anunciado nuevo régimen político.
Para la elección de este año, nueve son los partidos políticos que en alianza o en coalición se disputan la presidencia de la República, pero en realidad son tres los personajes que luchan por alcanzar el poder: José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, -es decir, tres partidos para cada candidato porque seguramente ninguno sería capaz de ganar por si solo la elección.
Hasta ahora, los escenarios que los mexicanos observamos son tres: 1.- A candidatos formal y oficialmente anunciados que no dan señales de arrancar con propuestas claras que convenzan al electorado; 2.- A líderes, voceros y representantes de partidos que demuestran un debate pobre y de antropofagia política, y, 3.- Una guerra despiadada y sin control en la mayoría de los medios de comunicación y en el sub mundo de las redes sociales.
Ante la furia desatada, lo que los mexicanos esperan es muy sencillo: Primero.- Los priistas esperan que José Antonio Meade cambie hasta su modo de andar y que comience a contextualizar su plataforma político-electoral; Segundo.- Que defina ya su proyecto de país; Tercero.- Que frene o les amarre las manos a los gobernadores priistas y, Cuarto.- Que se deslinde clara y contundentemente del presidente Enrique Peña Nieto.
A Ricardo Anaya, “los panistas le apuestan: Primero.- A que aclare todas las acusaciones en su contra”; Segundo.- A que antes del primero de julio cierre la pinza para resarcir todos los daños ocasionados a la militancia de su partido, producto de decisiones que desplazaron a viejos y nuevos panistas a cargos de elección popular” y, Tercero.- A que abandone un discurso violento que, por las acusaciones enderezadas, bien podría revertírsele.
Al Peje Andrés Manuel, ¡hasta eso!, sus seguidores no le piden tanto, Uno.- Que sea congruente entre el decir y el hacer,- : Dos.- Que se despoje de “toda esa mafia del poder” de la que tanto ha criticado; Tres.- Que se olvide de pronunciar un discurso pendenciero y populista; Cuatro.- Que hable con la verdad sobre las condiciones que le han impuesto el Fondo Monetario Internacional, los banqueros, las empresas trasnacionales y los inversionistas nacionales y extranjeros y; Cinco.- Que diga de los riesgos de inflación, devaluación o fuga de capitales que podrían darse con su llegada al poder.