El costo político del escándalo lo pagará el PAN
Bastó la filtración de un video sobre presuntos actos de corrupción para que el Partido Acción Nacional PAN firmara desde ahora su sentencia anticipada de derrota en las elecciones del siguiente año. Dos fueron los panistas los directamente involucrados, el diputado Enrique Flores a quien le llegó el cobro puntual de la factura, y, Crispín Ordaz Trujillo, el Alcalde de Ébano al que le atribuyen una desviación de recursos por más de 40 millones de pesos.

El escándalo que se volvió viral y que tuvo efectos varios, le pegará directamente al PAN en 2018 por ser parte no solo de la ecuación corrupta y corruptora, sino que el impacto político que tuvo, arrojará resultados desastrosos para este partido, le afectará directamente al PAN, y de rebote, en cierta medida, al PRI, al PVEM y al PRD. A lo mejor por eso otros panistas como Octavio Pedroza se muestran vehementes y preocupados en que se proceda y que el asunto no vaya más allá del inicio del proceso electoral.

Entre las varias ecuaciones que se alcanzan a percibir en todo ese batidillo político, no solo destaca la parte corrupta y corruptora, hay otras. La ecuación política, la ecuación oportunista y la ecuación mediática casi perfecta alimentada por algunos que se erigieron en tribunal para sentenciar y condenar a muerte política a uno o a varios de los actores que protagonizaron el video escándalo.

Visto en perspectiva, resulta obvio que algunas cosas no saldrán como algunos lo ansían o lo esperan. Abogados especialistas sostienen hoy, que el video escándalo en el que aparece Enrique Flores y Crispín Ordaz no es prueba suficiente en un proceso legal acusatorio ni tampoco para demostrar a acreditar la comisión de un delito, sino que se tiene que profundizar en una investigación que deberá estar a cargo de la Procuraduría General de Justicia en el Estado.

Bueno, ese es aspecto legal, pero en el tema político, habría que poner sobre la mesa si el joven dirigente del PAN, Xavier Azuara Zúñiga, midió, calculó o se imaginó que la filtración del famoso video que sirvió para cobrarle puntualmente algunas facturas a Enrique Flores tendría un efecto negativo para su partido. Tal vez no, o no del todo lo valoró porque ahora el rebote para el PAN es y será de dimensiones mayúsculas en el 2018.

Azuara tal vez no pensó en algunos escenarios que por lógica se concatenarían; nunca imagino el daño causaría a su partido. De ser parte central y bandera del escándalo, el PAN pasó a una condición de espectador sorprendido. Lo hizo porque el partido que representa se vio rebasado por las ecuaciones del oportunismo político y mediático no panista que, visto está, tiene otros fines y otros intereses.

Es probable, que el líder del PAN tampoco imaginara que tras el escándalo provocado entre panistas, los apóstoles de la democracia, los oportunistas y mesiánicos de siempre, capitalizaran la pugna panista para abanderar causas como el desafuero y más adelante la revocación del mandato, algo que en esencia es bueno para la sociedad, pero que sin duda abrirá la puerta a la perversidad política.

Indudablemente que a los otros partidos el escándalo les afectará, aunque en menor medida. Todo dependerá del resultado de la investigación judicial, aunque desde ahora se puede augurar que poco o nada pasara, de tal suerte que el llamado Frente Anticorrupción, debería preparar maletas para trasladarse a las instalaciones de la PJGE para exigir con su enjundia se proceda con la indagación.