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TRAZOS Y SOMBRAS

viernes, diciembre 13, 2024
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   En política hay presencias reales, o no las hay

 

Contrario a la costumbre o a la tradición política, los potosinos llegamos a final de este 2017 ya con candidatos a la presidencia de la Republica y prácticamente con postulantes al senado y a la cámara federal de diputados. Generalmente había que esperar a que comenzara el nuevo año, para conocer los nombres de los elegidos; esta vez fue distinto. Los tiempos políticos se adelantaron.

 

El PRI cerró filas y contra todo pronóstico de división y ruptura postuló a su mejor carta, a José Antonio Meade; en el PAN Ricardo Anaya se adjudicó, por no decir se agandalló la candidatura de la Coalición por México al Frente integrada con el PRD y el MC y, Andrés Manuel López Obrador, solo concreto una crónica anunciada de que él y nadie más sería el candidato de MORENA.

 

Las tres opciones para los mexicanos ahí están. Pocos entienden el significado o el significante de las alianzas o de los llamados Frentes o Coaliciones pero finalmente los principales partidos políticos ya presentaron sus mejores cuadros para competir en 2018. Lo que viene en términos de una guerra electoral sucia, agresiva y despiadada es impredecible.

 

Todavía no arrancan formalmente las campañas y ya empiezan a darse con todo. Las ofensas, los insultos y las descalificaciones ya se advierten y comienzan a arreciar, principalmente en las redes sociales que no tienen mayor límite que la imaginación y el ánimo de destrucción por el contrario; todo en medio de esa rara libertad de expresión que muchos confunden.

 

Formalmente, cada candidato presentará pronto su oferta política y su mejor propuesta. De los mexicanos dependerá el sopesarlas, madurarlas y digerirlas en un clima de intensidad publicitaria que podría complicarle al elector tomar una decisión cuando acuda a las urnas, así suele ocurrir en un amplio sector de votantes.

 

Pactado “entre comillas” la alianza nacional; en el concierto local los estires y aflojes para postular candidatos a diputados y presidentes municipales, envuelven a los dirigentes del PRD, PAN y MC en esos raros misticismos; como ese de que “podría haber una alianza flexible”, expresión que sólo ellos saben a qué chingaos se refieren.

 

La flexibilidad como tal, en política no existe, simplemente hay fuerzas y presencias reales o no las hay, y solo aquellas que demuestran tener el respaldo y la voluntad popular son las que en la práctica política y electoral se imponen, no hay de otra.

 

Recurriendo a un ejercicio simple, ¿cómo es que el PAN o el PRD podrán construir un discurso o proponer una oferta política local cuando sólo en un porcentaje mínimo de distritos y municipios van en alianza y no así en la gran mayoría?

 

Como partido político el PAN potosino es Tercera Fuerza y el PRD como instituto en San Luis no pinta ni despunta; simplemente no existe y eso lo saben sus líderes y tribus locales. Su presencia es incipiente y lo que queda de ella está amparada por un fenómeno político que nació en un espacio y contexto diferente.

 

Ojalá y así se entienda, pero sobre todo que no se crea o se esté pensando que el membrete del Sol Azteca podría sobreponerse a ese fenómeno que le dio vida y sustento. Hoy por hoy, la única fuerza política capaz de conservar la capital del estado y Soledad de Graciano Sánchez no está en el PRD, sino el Gallardismo. Si esto, figuras como Antonio Herrán y otros panistas no lo entienden es porque no han soltado el estandarte de la simulación y la soberbia.

 

Pensar que una alianza PAN-PRD juntará votos para derrotar al PRI es una utopía. Cada uno jalará votos para su causa, pero de eso a que encuentren un factor común de suma y coincidencia en la diversidad ideológica, jamás. Eso no se dará por la sencilla razón de que persisten posturas históricas y recientes que son irreconciliables.

 

Hoy existe una animadversión profunda entre el PAN y el Gallardismo y esta tiene una sola explicación: El PAN no entendió en 2015 que hoy son otros tiempos y que en San Luis Potosí se vive una nueva realidad política distinta y, por más que se esfuerce abanderar a un elemento ajeno a su ideología y a su propio partido, no le alcanzará para vencer a quien les ganó un tres a uno, así de fácil entenderlo, con todo y que los llamados o insinuaciones a la traición está cantada.

 

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