Toño Martinez

Que somos, quienes somos, que hacemos, para que estamos; las eternas preguntas del existencialismo desde hace 1.8 millones de años que surgió el pensamiento en el hombre primitivo y que siguen haciendo filósofos, religiones, gnósticos, místicos sin encontrar respuestas coincidentes; pero.lo irónico es que cuando la ciencia comienza a arrojar destellos de luz pareciera que estamos empeñados en qué no nos alcance el tiempo para llegar a la posible verdad por el acelerado desmantelamiento de valores de la coexistencia y de nuestro entorno del todo.

Veámoslo así; llegamos a un nivel del conocimiento que la ciencia a sido capaz de construir el Gran Colisionador de Hadrones, máquina portentosa que busca el origen del universo y la vida a partir de la teoría del Big Ban o la explosión del vacío calculada en 14,500 millones de años, y que logra descubrir el Boson de Higgs o Partícula de Dios que consideran es la masa de las moléculas elementales para generar el tiempo, materia, espacio y energía, todo lo cual cambiará para bien todo para regresar a la calidad de vida.

Ahora que la tecnología espacial nos a llevado a explorar planetas como Marte; cuando ya el hombre envíó mensajes a las estrellas a través de señales radioscópicas, o físicas como la contenida en las naves Voyaguer 1 y Voyaguer 2 que plasman toda la información sobre el planeta tierra, su composición, naturaleza, como somos biológica e intelectualmente los humanos, recursos naturales, razas, fauna, sonidos, ubicación en el cuadrante estelar todo ello en lenguaje matemático en discos de cobre revestidos de oro.. y que se internaron al abismo cósmico en busca de probables civilizaciones, tras abandonar el sistema solar.

Si llegamos al punto de inflexión en el que la ciencia admite valora la existencia del alma, – contrario a su acérrima postura de solo dar crédito a lo que puede comprobarse- substancia inmaterial de mención religiosa, tanto que los científicos Stuart Hameroff y Sir Roger Penrose formularon la teoría cuántica acerca de que esa substancia está contenida en estructuras denominados microtúbulos celulares.

Esa esencia abstracta que para los cristianos y diversas religiones significa el soplo divino con el que Dios dió vida al hombre y es el principio que da forma y organizacion vegetativo al ser humano y es inmortal.

Cuando ya podemos alargar la vida gracias a descubrimientos de la ciencia médica e incluso surgen las fusiones hombre- máquina y abrimos una ventana a lugares remotos del universo a través del telescopio James Webb que está enviando imágenes asombrosas de galaxias, estrellas en formulación o desaparición.

Y que la tecnología de la comunicación derribo barreras geográficas y enlaza a la humanidad con ilimitadas aplicaciones y que los metaversos abren posibilidades infinitas de utilidad tecnológica, como es posible que estemos desperdiciando nuestro tiempo, potencial, capacidades para perfeccionar la convivencia humana en guerras, violencia, destrucción del Medio Ambiente, en permitir el sojuzgamiento mental de falsos líderes politico que hacen apología del rencor la división, siembran odio, provocan y destruyen elementos de la armonía social.

Estamos hechos para cosas superiores no para reptar. Es momento de reaccionar pues nada ni nadie debe ni puede doblegar la grandeza humana.

Cómo señalara el Cosmóligo Carl Sagan al observar las últimas fotografías tomadas por la Voyaguer a 6 mil millones de kilómetros de la tierra de antes de perderse en la inmensidad del espacio tras salir del Sistema Solar, dónde nuestro planeta aparece como un palido puntito azul: «Es una mota de polvo suspendido en un rayo de sol. ( Y ).en ninguna parte de toda esta inmensidad hay indicios de que podamos conseguir ayuda para salvarnos de nosotros mismos…»

Vamos por el camino equivocado pero podemos reaccionar.