Las condiciones sociodemográficas, políticas y económicas para que la Delegación de Villa de Pozos se convierta en el municipio número 59 las hay. La infraestructura y los recursos naturales de los que dispone y la posibilidad de captar ingresos de su propia población, además de encontrarse estratégicamente en el perímetro de una parte importante de la zona industrial hacen viable la propuesta del gobernador Ricardo Gallardo Cardona.
La iniciativa del gobernador no debe interpretarse, que convertir a Villa de Pozos en municipio sería tanto como abrirle un boquete al Ayuntamiento de la capital. Esto no es así, porque los recursos que dejaría de percibir el municipio de la capital y que se supone son para devolverlos en servicios públicos básicos, simplemente los captaría el nuevo municipio para invertirlos justamente allá en programas y acciones institucionales.
Que la decisión de Gallardo tiene sus implicaciones políticas, por supuesto que las tiene. Electoralmente Villa de Pozos es una zona estratégica, sin embargo, no es la misma situación política y social como cuando se crearon los municipios de Matlapa y el Naranjo. Allá, la división, los eternos enfrentamientos y la presión de los grupos y corrientes conllevaron a una decisión política, Villa de Pozos es otra cosa y no podemos adelantar vísperas porque en 2024 el escenario será otro.
Con el apoyo del Congreso del Estado, creo que Ricardo no debe esperarse a concretar esa aspiración para que surta efectos a partir del 2024. Creo que existen condiciones muy favorables para emitir el Decreto y dar paso a la creación de un Concejo Municipal que concluya el trienio. Si esto fuera así, yo dudo que el actual alcalde capitalino Enrique Galindo Ceballos se oponga.
Sostengo que la enorme ventaja de adelantar los tiempos es que el Consejo Municipal nombrado podría desempeñar una tarea importante de gobernabilidad, pero principalmente de planeación estratégica para que una vez que se realice la elección constitucional del nuevo Ayuntamiento en un par de años y meses se tengan las bases para ejecutar un buen Plan Municipal de Desarrollo.
Esperar hasta el 2024, sería tanto como que la nueva administración ingrese a un párvulo donde el aprendizaje puede ser lento y retardado. Si Gallardo decide adelantarlo y el Congreso del Estado redacta un buen decreto no pasa nada. Por el contrario, se neutralizarían ambiciones políticas que no tardarán en aparecer ante el solo planteamiento hecho por el gobernador.
El Consejo Municipal, podría, – por ejemplo, realizar un diagnóstico profundo sobre la viabilidad de la presencia del INTERAPAS en el nuevo municipio de Villa de Pozos, o bien, – revisar el tema de la basura y analizar la posibilidad de crear un Organismo Operador del Agua Potable administrado por el Ayuntamiento de Villa de Pozos o por algún organismo privado interesado en resolver el añejo problema del desabasto del agua.
Esta figura temporal, podría por otra parte, reclutar, preparar y capacitar a sus elementos de Seguridad Pública. Darse a la tarea de profundizar en un censo de empresas y comercios aportadores de contribuciones, impuestos, derechos y aprovechamientos. Tendría desde luego, la tarea de comenzar a hacer su reordenamiento y reserva territorial y una reestructuración vial que resuelva el desmadre que hoy existe en Pozos.
Por otro lado, al Consejo Municipal provisional, le correspondería trabajar en una avanzada y bien equilibrada Ley de Ingresos y Egresos, en un moderno esquema catastral y no esperar para que después de la elección del 2024, apenas comience a presupuestar sus prioridades.
Permitiría, entre otras cosas, la planeación oportuna de su crecimiento y desarrollo, al margen de la anarquía que hoy existe. En fin, al margen de la presencia de partidos políticos, de su rebatinga y eventuales resultados, creo que no es necesario esperar hasta el 2024, Ricardo tiene todo para hacerlo.
Hasta pronto
