Toño Martínez

A causa de un aneurisma cerebral, falleció esta mañana el escritor Huasteco y una gloria de las letras mexicanas y latinoamericanas, Alberto Enríquez González.
Alberto fue el mejor referente contemporáneo de los escritores. Vinculado además a las diversas disciplinas del arte; y a los 77 años parte a narrar al cielo azul como el color de «Fatiga Azul de Marinero», una de sus obras más premiadas, a deleitar a la divinidad con su narrativa y pensamiento filosofal.
Originario de Aquismón, Alberto fue hijo adoptivo de Ciudad Valles y lejano está pero grabado en el anecdotario cuando, siendo estudiante de preparatoria en la inolvidable «Prepa Valles» coordinó la confección de un carro alegórico para participar en la peregrinación a la Virgen de Guadalupe un 12 de Diciembre y, con su chispa humorística que tenía, intentó durante el recorrido hasta la Catedral hacer reir a María Engracia López Cárdenas quien representaba a la Madre de Jesús, personaje que requería toda solemnidad y no lo logró (a la postre fue su novia de estudiante) .
Se fue la parte biológica de Alberto, pero queda su legado cultural en literatura, ensayo teatral, la narrativa y en poesía e historia.
Alberto, el fundador de la Casa de la Cultura en la ciudad de San Luis Potosí, Alberto el de «A golpe de velamen», «Aquí la gente pareciera no existir», o el que le preguntaba a la Huasteca «¿Que soy de ti Huasteca?» y tantas y tantas obras que lo colocó entre la crema y nata de los autores latinoamericanos y ganador de premios y reconocimientos no alcanzó a llegar al homenaje que le rendiría en vida la organización «Arte, Cultura y Tradición» porque su cuerpo flaqueo y tuvo que ser hospitalizado, hoy flota en otra dimensión donde no existe el final.
Hasta luego Beto, hasta luego señor del arte, hasta luego amigo.
Seguramente María, de la que fuiste devoto, guía tu camino a la eternidad.
Descansa en paz ¡Misión cumplida!
Alberto Enríquez es velado en Funerales Huasteca de la calle Galeana a media cuadra de la Catedral.