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viernes, abril 26, 2024

La llamada Semana Santa en el Estado de San Luis Potosí aún cuenta con cierta importancia, puesto que la religiosidad popular está muy arraigada, son muchos los signos devocionales que encierra este homenaje a una de las figuras sobresalientes de la humanidad, como lo es Jesús de Nazareth, todo mundo le conocen, yo también he escuchado hablar de él, cosas buenas por supuesto, iniciando desde su nacimiento, que provoca en la actualidad ternura, bondad y esperanza para quienes se dicen católicos o cristianos ¿A quién no le agrada la Navidad? a todos desde luego, es muy agradable todo este ambiente festivo que está en torno a tal acontecimiento.

Otro hecho que marca la imagen del nazareno es sin duda la manera como muere, suspendido en una cruz y que es precisamente lo que en estas fechas se recuerda, específicamente cada viernes santo, con el viacrucis y la adoración de la cruz, mediante un ósculo al madero. Nacimiento y Muerte del llamado Jesús son sucesos que todo mundo recuerda, el primero produce alegría y el segundo tristeza, tal como nos sucede con cualquier miembro de nuestras familias. En fin, han trascendido tanto dichos eventos que la figura de Jesús es más reconocida por los mismos, y ya no por su estilo de vida.

Pocos se atreven a conocer la vida de Jesús, se prefiere hablar solo de su natividad y de su muerte porque mueve emociones, pero no crea convicciones, es más cómodo estar así, orando, contemplando o levitando, puestos de rodillas dejando que transcurran los misterios pero que no estamos dispuestos a seguir el ejemplo de un hombre que en tan pocos años fue suficiente para quedarse para siempre. Al día de hoy todavía es un referente, a pesar de que no existe ninguno quien siga sus pasos, que realmente lo imite, comenzando por quien escribe.

Nunca fue intención del Nazareno inmortalizarse de esta manera, estaba curado de protagonismos, en algunos evangelios se narra que cuando lo querían proclamar como Rey, optaba por escapar, nunca fue afecto a ningún tipo de honor, contrario a los hombres de nuestro tiempo, tan ávidos de poder y de ambición. No hay ni uno solo que se asemeje al Jesús histórico, muchos probablemente hablen de él, pero no sostienen sus dichos con las acciones propias de Él. Se habla mucho de su pobreza, pero nadie la vive. “qué difícil es que un rico entre al Reino de los Cielos, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja”. Lo conveniente es dejar de predicar a un Jesús pobre cuando quien lo hace tiene en abundancia en cuentas bancarias.

Celebrar la Semana Santa va de la mano con el seguimiento de Jesús, imitando su testimonio, pero es tan complicado hacerlo que mejor se opta por un Jesús orante que por un Jesús dedicado a apoyar a los pobres y enfermos, que no solo se acercó a ellos a imponerles las manos sino que les escuchó y alivió sus heridas, no con una varita mágica sino optando por ellos, llevándolos sobre sus hombros a un lugar mejor, donde puedan alimentarse, donde puedan gozar de vivienda y hacerlos hombres y mujeres útiles para la sociedad; sin embargo este tipo de Jesús no nos inspira, porque nos compromete, nos exige y no estamos dispuestos a salir de nuestra zona de confort, no estamos dispuestos a dejar nuestra comodidad, estamos mejor así, con rosario en mano, frente a un sagrario, y que el mundo ruede.

“¿Qué hacen ahí viendo hacia arriba? Jesús no está ahí, Jesús vive en la realidad de los seres humanos, no basta orar, es urgente inculturar la Buena Nueva que es justicia, que es solidaridad con el hombre que sufre, ponerse en la realidad del otro, en sus propios zapatos, transformar su ambiente. Hemos equivocado el camino, el hombre ya no quiere escuchar que su dios es bueno, quiere palpar esa bondad en sus propios hermanos; el hombre ya no está dispuesto a escuchar de un dios que es misericordioso, ansía ver actos de perdón en quienes le han ofendido. Mucho menos, el hombre de nuestro tiempo quiere escuchar de un dios de vida cuando ve en su alrededor tantas acciones de muerte, homicidios, feminicidios, que no se detendrán solo con oración, se requiere de algo más.

Desconocemos tantas enseñanzas de Jesús que me parece es lo más importante para quienes nos consideramos seguidores de Él. No es suficiente celebrar su nacimiento o su muerte, el verdadero mérito es hacer vida algunas de sus acciones. Ser otro Cristo es imitarlo, es seguir sus pasos y con ello no hay necesidad de predicarlo.

 

gala7soc@hotmail.com

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