Fernando Díaz de León Cardona
Cuando la pandemia del Coronavirus se encontraba en su máxima expresión, siempre se dijo que “alguien tendría que pagar por los muertos” o por lo menos hacerse responsable por la cantidad importante de contagios provocados por el maldito bicho que, a la fecha sigue enlutando familias y causando serios estragos por los efectos secundarios que dejó en muchos ciudadanos infectados.
Es hasta ahora, dos años después, que autoridades de salud y médicos especialistas de instituciones médicas privadas, comienzan a observar o a descubrir que las consecuencias de haber contraído el COVID continúan representando riesgos delicados, incluso mortales. Neumonías, fibrosis pulmonar, casos de ansiedad, afectaciones al sistema nervioso, son entre otras, algunos de los efectos secundarios que no se habían previsto.
En su momento, las autoridades sanitarias solo se dedicaron a publicitar con tibieza el impacto de la pandemia, y una vez que las medidas de prevención se relajaron, hoy por hoy se vive una situación delicada entre la población que resultó afectada por el Coronavirus. No obstante, nada se ha hecho, ninguna campaña seria se ha instrumentado y solo se han concretado a informar sobre el número de casos o defunciones que se registran diariamente.
En su tiempo, las campañas de prevención y atención de enfermos pudieron fortalecerse si en teoría los recursos destinados para ello se hubiesen aplicado bien y con honradez, pero no, ocurrió todo lo contrario, los responsables de salud, por lo menos en el caso de la doctora Mónica Rangel, ex candidata de MORENA al gobierno del estado, metió las manos al cajón y se chingo el dinero para destinarlo a su campaña proselitista.
Actualmente otro funcionario de salud se encuentra sometido a proceso penal por presuntos desvíos de recursos, sin embargo, las principales cabezas del quebranto a las finanzas públicas gozan hoy de cabal salud y se encuentran en plena libertad, tal vez burlándose de la justicia y de los mantras que cotidianamente escuchamos.
Lo que Mónica Rangel devolvió, sirvió finalmente para la compra de ambulancia, pero tal vez hubiera sido más inteligente aplicar el recurso en medidas de prevención y atención entre toda esa población que hoy padece de las secuelas del COVID y que está generando graves problemas de salud entre los potosinos. En fin, prioridades son prioridades.
