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¿Y nuestros muertos?

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viernes, mayo 17, 2024

Por Fernando Diaz de León Cardona

Sin duda el 2020 y el 21 fueron años tristes, complejos, difíciles, de angustia y dolor en su más amplio sentido. La propagación y el daño causado por el bicho del coronavirus y sus variantes, hinco y mantiene de rodillas a los potosinos.

A unos días de finalizar el año, la entidad registra cerca de 7 mil muertos y cerca de 110 mil infectados. No se ve por donde quien cargue con ellos o asuma su responsabilidad. Todos se hicieron o se hacen pendejos, era lógico, andaban en campaña.

Los que terminaron el sexenio regresaron a sus casas tranquilos. Por generaciones, algunos resolvieron su problema económico, ¡total! que ruede el mundo, ¡qué más da! y, – los que llegaron, pues apenas le empiezan a encontrar la cuadratura al círculo.

La ex secretaria de salud Mónica Rangel y su exjefe, el gobernador JM Carreras, decían que la mayor catástrofe seria 30 mil contagios y que cuando mucho habría unos tres mil difuntos por el COVID, ¡Cuanta pobreza!

Hoy la realidad es brutal ante tanta indolencia. La gente se sigue infectando y muriendo. Muchas casas de abuelos se quedaron vacías, desoladas. Cientos de hogares se enlutaron viendo partir irremediablemente, jóvenes, niños y mujeres embarazadas, ¡Dijeron que era parte de la nueva normalidad!

Nunca se tomaron medidas firmes y contundentes para frenar la tragedia y, hoy por hoy los bares, los antros, los clubes, los centros recreativos, restaurantes, mercados, tianguis dominicales como Las Vías, las calles del centro histórico y los eventos decembrinos boletinados como fiestas madrileñas siguen y se promueven como una especie de trampa mortal.

Las actuales autoridades de salud carecen de imaginación. No existe hoy un plan de contingencia que concatene la necesaria reducción de la movilidad con estrategias inteligentes que no impacten negativamente en la economía.

Sorprende a propios y extraños que exhibamos el árbol navideño más alto de América Latina. Que grupos musicales como calibre 50 vengan o cancelen. Que solistas como Julión vinieran a endulzarnos la navidad y que los potosinos ya no pagamos placas ni licencia de conducir.

Leopoldino Ortiz Santos, el Rey del fandango dominical o el Zar de las Kermeses semanales en Fundadores y Plaza de Armas estaría feliz, ¡total! Que sigan los muertos, ¡Qué más da! Mientras el pueblo disfrute, lo demás es circo, decía aquel heredero del cacique en funciones de gobernador.

El 2021 dio para todo. Para escoger a un nuevo gobierno y para tratar de establecer un orden político y social distinto. La gente así lo decidió porque estaba hasta la madre de lo que venía padeciendo. Decía Gallardo en campaña, 90 años de corrupción, saqueo e injusticia fueron muchos,

Los gobiernos del PRI y el PAN hicieron de las suyas y los eternos traficantes de influencias, priistas o panistas han tenido, aparentemente, que ajustarse a los nuevos esquemas de mando, pero la realidad es que ahí están, asumiéndose como inversores y aliados del nuevo mandatario.

Ellos van a lo suyo, van por la lana y lo demás les vale madre, atropellando y avasallando. Esa es su naturaleza y origen. Ahí están, al lado del nuevo gobernador, diciéndole que sin ellos San Luis Potosí no crece ni se desarrolla. Ellos no pierden. Se ostentan como imprescindibles, aunque no lo sean.

Algunos de los señores empresarios que frecuentemente aparecen públicamente y presumen sus poses en redes sociales son los mismos. Son los de siempre. Son los inmobiliarios, empresarios, comerciantes y usufructuarios

de la Sierra. Son los constructores y todos esos que se sienten poseedores de la verdad los que insistentes y por sistema madrearon a Gallardo.

De que hoy se vive una realidad política distinta es cierto. Las reglas del juego cambiaron. Fueron muchos años de espera para cambiar y sería lamentable que esos intereses mezquinos impongan otra vez su voluntad.

Ricardo Gallardo Cardona es un gobernador inteligente, hábil y echado para adelante. Solo apostemos a que no le gane la soberbia y el poder. Tiene todo para cambiar el estado de cosas y hacer historia, de el depende, de nadie más.

Tiene un buen gabinete, nadie los duda, pero ojalá que algún día no se precise decir que gente como Gallardo le hace falta al gobernador.

Nuestros mejores deseos para el 2022

Hasta pronto.

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