Mi siempre estimado y querido amigo Miguel Ángel Guerrero, comenta en una de sus columnas que sería interesante saber “quien es la mano que le mece la cuna” al diputado federal José Ricardo Gallardo Cardona, que de pronto resultó atractivo para algunos columnistas que escriben en medios de chilangolandia.
Para ser honestos, no se requiere de indagatorias especiales o de investigaciones profundas para saber el origen o el interés que tienen algunos perversillos que tratan de evidenciar, debilitar y desprestigiar a quien desde hace años los supera en las encuestas.
A los medios nacionales les importa poco o nada lo que ocurra en el estado, y, por lo general, cuando algún columnista nacional aborda un tema en particular, sobre todo en tiempos preelectorales o de campaña, lo único que les falta es mostrar el grosor del sobre o la factura por el pago que recibieron.
Tratar de descubrir quien o quienes han emprendido la guerra sucia y calumniosa en contra de Gallardo, la verdad resulta ocioso. Sus adversarios políticos están a la vista en todos. Pululan en los partidos políticos, incluyendo MORENA, en el Congreso y en los principales palacios de gobierno estatal y municipal.
Es obvio, que existen intereses creados, organismos conservadores y reaccionarios, corrientes y organizaciones mercenarias en las que existe una disposición absoluta para invertir en lo que sea necesario para golpear e impedir que El Pollo se convierta en el candidato de la coalición MORENA-PVE-PT; así de sencillo es entenderlo y así el tamaño de su angustia y temor.
Desde hace ya bastante tiempo, habíamos anticipado que lucha por la gubernatura se convertiría en cena de negros. La guerra de lodo y el lenguaje de odio con el que se pretende vulnerar a Ricardo Gallardo ya comenzó a instalarse en el mundillo mediático. Evidentemente que sus autores no dan la cara porque son cobardes. Me refiero a los que pagan, no a los que escriben el mensaje.
Ahora, – siendo claros, ¿Qué más pueden decir de la familia Gallardo que no hayan dicho ya? A pesar de que José Ricardo Gallardo quedo totalmente absuelto de la trampa política que le tendieron en 2015, para impedirle justamente fuera el candidato a gobernador, tratan de buscarle, rascarle, inventarle y pretenden reavivar un asunto legal que es cosa juzgada en política, en sociedad y en tribunales.
Los enemigos de Gallardo no tienen en realidad más que decir o argumentar, mucho menos demostrar. El nivel intelectual de sus adversarios es de ilimitada miseria. No saben de juego limpio; agreden, atacan, difaman y ofenden porque esa es su formación y costumbre de hacer política. Por fortuna hoy vivimos inmersos en una sociedad madura y más politizada que ya no tan fácil se la traga.
Solo esperemos que “esas manos que le mecen la cuna”, a José Ricardo Gallardo, resuelvan bien sus diferencias en lo interno, y que, en el ámbito de sus competencias gubernamentales pongan en orden sus cuentas y pendientes; porque el cambio viene y, aunque en el remoto caso de que El Pollo no resultara el candidato de la coalición, quien llegue, no podrá fallarle al presidente de la República.
Hasta pronto