Querían a un halcón no a un contralor

Solo es cuestión de días para que la Suprema Corte de Justicia de la Nación SCJN, informe y notifique oficialmente al Ejecutivo del Estado, al Poder Legislativo y al Ayuntamiento de la capital sobre la resolución tomada, en la que jurídicamente le restituye al Presidente Municipal la facultad de designar al Contralor Municipal.

Todos recordamos, que en 2015, en la víspera de que el Edil capitalino Ricardo Gallardo Juárez tomara posesión como Alcalde de la ciudad, diputados al Congreso del Estado, inspirados en el tema de moda como lo es la transparencia, impulsaron reformas en las que determinaron que el responsable de la Contraloría  debería ser a propuesta por la primera minoría de los partidos políticos en el Cabildo.

En este caso, le correspondió proponer al Partido Acción Nacional PAN, por el hecho de contar con 5 Regidores en el Cabildo, de tal suerte que, consensado entre la mayoría de los Regidores panistas, el Contador Público Alfonso Obregón, fue designado Contralor Municipal durante la sesión celebrada el 1 de octubre de 2015.

La Reforma  hecha por los diputados a la Ley Orgánica del Municipio Libre, por supuesto que llevaba dedicatoria y su perversa intencionalidad no era tanto para guardar los contrapesos que sanamente todo gobierno debe tener, sino que fue con el único fin y objetivo de atravesarse para colocarle piedras en el camino al gobierno de la ciudad.

Pero ni los priistas, ni los panistas, ni los anti gallardistas lograron su propósito, pues el Contralor que a final de cuentas fue designado por el Alcalde capitalino aquella noche de octubre, comenzó a desempeñarse de manera institucional, en forma transparente, y profesional en su encargo, fuera de grillas.

Por su actitud neutral, Enrique Alfonso pronto fue abiertamente cuestionado y los panistas empezaron a descalificarlo y a señalarlo,- primero, como pro gallardista, luego, como tapadera de las corruptelas de las pasadas administración.  

Y es que en el PRI, en el PAN y los contras a Gallardo querían ver  sangre y que el Contralor se fuera de bruces para defender los intereses políticos de unos cuantos, pero principalmente para manipularlo, para utilizarlo como halcón y ponerlo a espulgar lo que algunos suponen existe en el gobierno actual.

Esta semana que transcurrió, y después de poco más de un año de que el Ayuntamiento de la capital interpuso la controversia, constitucional, finalmente el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió su resolución en donde lisa y llanamente decide que es el presidente municipal quien tiene la facultad de elegir al  Contralor.

Después de esto, el Poder Legislativo tendrá que proceder a realizar y aprobar la enmienda y, consecuentemente el Congreso del Estado deberá acatar una resolución que en términos jurídicos, como dicen los abogados, es inatacable e inapelable.

Evidentemente que esto sienta un precedente, pues visto estuvo que, básicamente unos cuantos diputados resentidos, quisieron tomar venganza política y promovieron una reforma para estorbar a quien consideran como su adversario político. Reformaron la ley a capricho de ellos, y se pasaron por el arco del triunfo la autonomía municipal; lo que nunca entendieron es que el tiro les saldría por la culata.

ENTRE SOMBRAS

Superado este episodio, los antigallardistas van por otra. Ahora van en contra de la aprobación de la Ley de Tránsito Municipal. Ya comenzaron a cuestionar que lo único que persigue el municipio es recaudar dinero. Esos críticos ya empezaron a descalificar un ordenamiento que por años permaneció obsoleto y rebasado.

Sin más información que lo que dicta su hiel o el hígado, o bien sin cifras de cuantos accidentes fatales ocurren en la ciudad a causa del alcohol o por la velocidad excesiva de conductores irresponsables, sueltan e inventan cifras que no tienen relación alguna con las adecuaciones a la Ley de Tránsito. Ignoran el anterior Reglamento, pero critican uno nuevo que en esencia tiende a generar en una cultura vial.

Esos críticos son los de siempre, los que  se oponen a un nuevo Reglamento que viene a poner orden en la ciudad, a evitar o impedir que gente sin escrúpulos utilice los espacios para discapacitados, a estacionarse fuera de las escuelas en doble fila, A llevar a las criaturas o al perro junto al volante, a circular sin el cinturón de seguridad y a evitar que los conductores transiten hablando por el celular, por cierto, causa principal de la mayoría de los percances que se producen en la capital.