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viernes, abril 26, 2024

Javier Zapata Castro

Parte II

Juan, la encarnación del miedo, vecino del rancho “las animas”. Cuando se bajo del burro no fue del modo acostumbrado, no, solo se ladeo un poco y la gravedad eso lo siguiente, cayo redondito y hasta se escucho como una tabla azotada contra el piso. Pero venia ido, ausente…quienes ahí estábamos vimos llegar al burro y su carga, y vimos caer a Juan como si le hubieran disparado un balazo del 45 en la cabeza…lo levantamos y babeaba, lo sentamos y babeaba, le metimos el mezcalito y ahí no quedaba más que beberlo o derramarlo. Y ni una sola gota derramo y es que no parecía estar deshidratado si no seco, chupado. Chupado es la palabra.

Les platique que los perros habían callado, la verdad es que los perros son más respetuosos en los ranchos que en la ciudad, visiblemente mas naturales, menos apapachados. Más perros.

Y esos animales algo sabían de lo que este hombre había vivido -porque vio poco y escucho poco, lo que pasa es que si sintió mucho- solo así se comprende el porqué los perros guardaron un sabio silencio cuando “Juan el espantado” pudo al fin platicar lo siguiente. ¿Perros respetuosos o curiosos?

“en la noche me quede a cuidar la milpa de zorras y tejones que me andaban ganando con la cosecha. Solitos mi alma y yo, acompañados por mi perro “el turco”…de pronto el diantre de animal, como a la media noche, salió disparado rumbo al cruce de los caminos. Le estuve chiflando y gritando, pero como no regresaba fui a ver el mitote que se traía”

-“viendo para el rumbo de”las trojes “estaba una camioneta estacionada. Y mero en medio de los caminos tenían a un hombre, digo que estaba amarrado porque no se defendía cuando una mujer le daba de reatazos por todo el cuerpo…nada más se retorcía, y la señora vuelta y vuelta pegándole con el mecate…luego despuesito, se empezó a oír un ruidazo jijo de la chingada, como si viniera un tren o un montón de caballos por los cuatro caminos…lueguito todo se quedo silencio, un momento, y empezaron los chiflidos, que solo zumbaban y zumbaban por todos lados….y otra vez las maldiciones”

“cuando menos acorde, la mujer del mecate ya estaba rece y rece y unas gentes levantaron al hombre de en medio del camino, lo subieron a la camioneta, mismita que no es de por aquí, y que ya les dije estaba apuntando al rumbo de “las trojes”…entonces si “el turco se arranco con su ladradera…no sé ni cómo fui por el burro y me vine…no se que sería aquello, pero no fue cosa buena,

“Juan el espantado” se apretaba la cabeza, el miedo se lo comía y de vez en cuando volteaba para el rumbo del cruce de caminos. Empezó a vomitar el mezcalito, y como si esta fuera señal esperada, los perros continuaron su. Ininterrumpida platica

Por eso yo les aseguro que el miedo si anda en burro, al menos por el rumbo “del ejido las animas”.

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