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domingo, mayo 5, 2024

Todavía con la epidemia del Coronavirus encima e imbatible hasta ahora, este miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador, hablará de los criterios generales para que los mexicanos regresemos a lo que llama “una nueva normalidad”. En otras palabras, planteará el retorno a la calma y a la tranquilidad. Lo anormal, anómalo o irregular sería, en todo caso, no regresar a ella.

Por lo pronto, en la mayoría de los estados del país, el regreso a clases no será posible. El ciclo escolar se terminará de manera virtual y a distancia porque dentro de la “nueva normalidad”, de la que habla el presidente no es conveniente exponer al contagio masivo a niños, adolescentes, jóvenes, maestros y padres de familia, de tal suerte, que no habrá reprobados porque eso sí sería anormal.

La burocracia federal, estatal y municipal se ira reincorporando gradualmente en aquellas áreas estratégicas de recaudación y atención al público. Si regresan en este mes de mayo o a principios de junio, las instancias recaudatorias, tendrán todavía la posibilidad de captar ingresos porque, de prolongar la reactivación, dentro de “la nueva normalidad” correrían el riego de que recursos importantes se les esfumen o se les vayan de las manos.

En El contexto de la economía, las primeras empresas que reanudarán sus actividades será la industria automotriz, la manufacturera y de la construcción. El sector de los servicios, el ramo turístico, las empresas con actividad esencial o no; pequeñas, medianas o grandes; igual se reincorporarán gradualmente hasta retornar a “la nueva normalidad”. ¿En qué condiciones? Muchos con enormes deudas, rezagos, compromisos, grandes expectativas y otros más con el Jesús en la boca ante lo impredecible.

Para millones de mexicanos, dos meses fueron suficientes para reflexionar, valorar y calificar la acción del gobierno. Los contagiados ahí están y los nuestros también. Seguirán aumentando conforme a las proyecciones que diariamente nos presentan. Esto aún no termina, incluso, hay quienes sostienen que la crisis apenas empieza. El recuento de daños podrá explorarse ya a partir de este día.

La primera interrogante que habría que plantearse, es si la pandemia del Coronavirus realmente unió, dividió o polarizo aún más a la sociedad. Muchas de las decisiones gubernamentales estuvieron envueltas y plagadas de claroscuros, dudas y sospechas; a grado tal, que muchos mexicanos todavía dudan que la pandemia exista.

Quizá la mejor lección que deja al pueblo esta primera etapa es el impacto social, político y las consecuencias económicas del COVID19. Los mexicanos observaron no a un estadista, sino a un presidente de la República frágil, insensible e incongruente. A veces atinado y echado para adelante, pero siempre obcecado y terco en sus decisiones.

Los mexicanos aprendimos, – y mucho, y solo apostemos a que el presidente de todos los mexicanos haya hecho lo propio. Esperemos que Andrés Manuel López Obrador, afecto a las citas y máximas de grandes hombres, haya leído en la serenidad que exige el buen juicio, a hombres como Abraham Lincoln que decía:

“No se puede ayudar a los pobres destruyendo a los ricos; no puedes fortalecer al débil debilitando al fuerte; No se puede levantar al asalariado destruyendo a quien los contrata; No se puede promover la fraternidad del hombre, incitando el odio de clases; No se puede ayudar a las personas de forma permanente haciendo por ellos lo que ellos pueden y deben de hacer por sí mismos.”

Hasta pronto

deleoncardona@hotmail.com

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