Hoy San Luis Potosí celebrará con diversas actividades a su Santo Patrono, Luis Rey de Francia, en la catedral Metropolitana se efectuará una misa para después dar inicio a diversos festejos en el centro histórico y en la Feria nacional Potosina que muy pronto concluirá.
San Luis Rey de Francia fue un hombre excepcional, dotado por Dios de una gran sabiduría para gobernar, una enorme bondad que le atraía gran simpatía de la gente y una generosidad inmensa para ayudar a los necesitados, unido a todo esto una Profundísima piedad que lo llevo a ser un verdadero santo.
Una mujer ejemplar y admirable, Blanca de Castilla tuvo la dicha de ser la madre de San Luis, en medio de las dificultades de la regencia supo Doña Blanca infundir en el tierno infante los ideales de una vida pura e inmaculada.
No olvidó inculcarle los deberes propios del oficio que había de desempeñar más tarde, pero ante todo va haciendo crecer en su alma un anhelo constante de servicio divino, de una sensible piedad cristiana y de un profundo desprecio a todo aquello que pudiera suponer en él el menor atisbo de pecado, esta mujer formidable le repetía su hijo: «Te amo muchísimo, pero preferiría verte mil veces muerto, antes que saber que has cometido pecado mortal».
Era hijo del Rey Luis VIII de Francia, Luis nace el 25 de abril de 1214, en Poissy, cerca de Paris, toda su vida sintió una gran veneración por la iglesia donde fue bautizado y allí iba cada año a darle gracias a Dios por haberle permitido ser cristiano. A los 12 años quedó huérfano de padre y su madre asumió el mando del país, mientras su hijo llegaba a la mayoría de edad, al cumplir 21 años fue coronado Rey.
San Luís se distinguió por espíritu de penitencia y oración. No se dejó engreír por su poder. Se preocupó por la paz entre las naciones, fue un rey energético que supo defender a la Iglesia y buscar la justicia. Era considerado, especialmente con los pobres.
Su muerte fue el 25 de agosto del año 1270, cuando sintió que iba a morir, pidió los santos sacramentos, a las tres de la tarde exclamo «padre en tus manos encomiendo mi espíritu» y expiró.
