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LOS BOMBAZOS DE HACE 46 AÑOS UN 27 DE ENERO

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domingo, mayo 5, 2024

Este día hace 46 años, San Luis, la capital del estado, amaneció sacudida por por el terror que causó la explosión dinamitera de tres bombas que causaron grandes daños materiales y un número aún indefinido de víctimas mortales. Los hechos tuvieron lugar en el centro histórico de la ciudad.

Un día como hoy, un 27 de enero de 1975, San Luis Potosí fue el escenario de los actos terroristas más sanguinarios de los que se tenga memoria. La tranquilidad provinciana de nuestra capital se vio violentamente alterada por aquellos «bombazos». Dos de los artefactos se detonaron antes de las 7 de la mañana. El tercero a media mañana en la calle de Obregón, en la puerta del Banco Nacional de México, justo enfrente de un local de venta de tortas muy conocido en aquellos años como «Las tortugas», y que fue el que más víctimas cobró. Los primeros fueron colocados en la Plaza de Armas y el segundo en la calle Hidalgo.

Desde el momento del estallido del primer artefacto explosivo a las tres de la madrugada, el centro histórico fue invadido por fuerzas del ejército mexicano. Tanquetas y vehículos militares bloquearon los accesos a la zona afectada. En todas las carreras que dan salida y entrada a la capital potosina fueron instalados retenes militares fuertemente armados, revisando minuciosamente a todos las unidades que por ellas transitaban, bajo las más mínima sospecha sus ocupantes eran detenidos.

Los retenes y los piquetes de la zona militar realizaron detenciones masivas. Un modesto cajón de bolear zapatos era sospechoso. Las revisiones a unidades de transporte y a transeúntes produjo cientos de aprehensiones de personas inocentes. El desconcierto de las autoridades civiles y militares era absoluto. Fueron 72 horas de caos y horror.

Muchas de la víctimas de la explosión del último artefacto -ocurrido a las once de la mañana aproximadamente- con rostros y cuerpos ensangrentados que huían despavoridos de la zona del desastre fueron detenidos y recluidos en las celdas del antiguo «Charco verde», ubicado en esos años en la calle de Reforma. Toda persona que corría en la zona espantada por la atronadora explosión, incluso con huellas ensangrentadas, eran detenidos por las confundidas unidades de los militares y las corporaciones de la policía judicial. Las celdas del antiguo «Charco verde» fueron insuficientes pero arrojados en ese lugar hacinados como sardinas en lata. Relatos de la época decían que por tres días no hubo para los encarcelados espacio para realizar sus más elementales necesidades fisiológicas. Los que fueron encerrados con heridas que los desangraban tuvieron que esperar horas a que a los gritos de sus acompañantes de infortunio, fueran atendidos por los carceleros encargados de la vigilancia de los «sospechosos» para ser conducidos a algún hospital.

Dos días posteriores a la fecha fatídica, las calles del centro de la ciudad estaban desoladas, nadie se atrevía a andar por la zona, excepto las unidades del ejército que patrullaban resguardando el centro capitalino ante el temor de que ocurrieran otras explosiones. Estupor y miedo entre los potosinos y las autoridades dando palos de ciego. Luego de las primeras 72 horas de los hechos, las unidades de inteligencia del estado, descartaron y pusieron en libertad a decenas de detenidos para concentrarse en los verdaderos responsables de la sangrienta jornada. Los medios que en aquellos años informaron de los actos -incluidos los medios nacionales- estimaron que las víctimas fatales, ya que no hubo informes oficiales, oscilaron entre 10 y 15 personas que perdieron la vida como consecuencia directa de las explosiones ocurridas en el centro de la ciudad.

Desorientados y desinformados los mandos locales, civiles y militares, ubicaron y señalaron como responsables de los «bombazos» a cinco estudiantes de la UASLP que a la postre eran integrantes del FRENTE ESTUDIANTIL POPULAR (FEP), organización estudiantil de izquierda surgida a principios de 1973 durante la primera protesta de estudiantes universitarios ante el incremento de las tarifas del transporte urbano. Dicha organización -Frente Estudiantil Popular (FEP)- se había consolidado a través de un desplegado publicado en medios locales en aquel año, 1973, en las jornadas de protesta por que consideraban un «injustificado incremento tarifario del transporte público», y en el movimiento estudiantil-universitario de protesta ante la expulsión de la UASLP del entonces dirigente de la Federación Universitaria Potosina, José Luis Sandoval Torres, por apoyar un movimiento campesina en la huasteca potosina y darles hospedaje a un contingente en el edificio central de la universidad.

Los sucesos y condiciones socio-políticas que originaron el nacimiento del FRENTE ESTUDIANTIL POPULAR, (FEP) al inicio de aquel año de 1973, está suficientemente documentado en el libro, El acecho conservador y el oportunismo político. Derroteros del movimiento estudiantil en la UASLP. 1970-1983, (2018) de la autoría del propio José Luis Sandoval Torres, y de José Javier Martínez Ramos y Pedro Hernández Sánchez.

Para enero del año 1975, el FEP -devino en Frente Popular Estudiantil (FPE) solo se alteró el orden de las siglas- conservaba una fuerte presencia en los movimientos estudiantiles y populares en esta entidad, luego del de la expulsión y «destierro» del dirigente más notable del Frente Estudiantil Popular, el ya citado Sandoval Torres, y dedicado a la docencia en otra entidad, surgen nuevos liderazgos y actores que continuaron el activismo político y que fueron, algunos de ellos, señalados como presuntos autores de los llamados después «bombazos». La entonces Procuraduría General del Estado, en el gobierno de Guillermo Fonseca Álvarez, señalaron como autores materiales de los lamentables hechos del 27 de enero a cinco estudiantes universitarios, pertenecientes al FEP, que fueron Jesús Mejía Lira, Héctor González Charó, Julio Hernández López, Ricardo Moreno Barajas y Jorge Daniel Hernández Delgadillo (de este último no se consumó la detención porque se hallaba fuera de la ciudad). Fue detenido también en la vorágine de los hechos el profesor de educación especial, Carlos López Torres, militante del movimiento navista y miembro del desaparecido Partido Comunista Mexicano (PCM).

Todos ellos fueron encarcelados y acusados de todos los delitos posibles en los actos terroristas ocurridos un día como hoy pero del año 1975. Como era normal en esos años intervino la siniestra Dirección Federal de Seguridad (DFS) a cargo de Luis de la Barreda, que tenía entre sus filas al temido Miguel Nazar Haro como el más destacado actor de la llamada «Guerra sucia» contra los movimientos democráticos y particularmente contra los grupos guerrilleros que operaban en esos años. La DFS, con Nazar Haro al frente de los hechos ocurridos en 1975 aquí en SLP, y con datos de inteligencia  encontró a los verdaderos autores de los actos dinamiteros, desechó el expediente armado localmente, y dirigió sus fuerzas contra Unión del Pueblo (UP), grupo guerrillero originado en Guadalajara, Jalisco, que usaba las bombas como parte de su estrategia político-militar para «desestabilizar» a las fuerzas del estado. Los autores dinamiteros fueron detenidos e internados en el infierno del Campo militar número 1,  hoy son parte de la historia de los desaparecidos en la «guerra sucia».

Los estudiantes. Jesús Mejía Lira, Héctor González Charó, Julio Hernández López y Ricardo Moreno Barajas,  fueron liberados los días posteriores, exculpados de toda responsabilidad en los atentados terroristas que sufrió la ciudad, señalados únicamente como autores -como activistas de la segunda protesta por un nuevo incremento a las tarifas del transporte urbano- de secuestro de 30 camiones del transporte público, en 1974,  («Robo de uso», según las leyes de entonces) fueron puestos en libertad condicional, obligados a acudir a las oficinas que ocupaban los juzgados instalados en la antigua penitenciaría a firmar todos los lunes durante un año. finalmente todos los cargos fueron retirados. El profesor Carlos López Torres fue exonerado de cualquier responsabilidad y poco después fue diputado al Congreso del Estado.

Ocurrió en esta provincia, hace 46 años…

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