El coordinador de la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericanas (LLH), que imparte la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades (FCSyH) de la UASLP, doctor Ramón Alvarado, dijo que los jóvenes leen poco, pero sí lo hacen.
Según la encuesta (MOLEC) realizada por el INEGI en el año 2016, los mexicanos de 18 años o más leemos 3.8 libros al año, lo cual nos ubica en un lugar más bajo de la región si nos comparamos con países como Brasil en donde leen 4 libros al año, Colombia con un promedio de lectura de 4.1 libros y Argentina en donde leen 4.6 libros anualmente.
Aunque para el investigador de la Facultad de Ciencias Sociales las encuestas de lectura siempre exhiben a los lectores “nos quejamos que México es un país que no lee”, para él “la cuestión es que, se lee”, y agregó: “ahí es donde entra nuestra licenciatura, justamente a formar alumnos con un conocimiento amplio porque la mejor manera de enseñar la literatura es comenzando a leerla y conocerla, y después viene la cuestión de formar lectores”.
Reconoció que, aunque hay programas federales que están impulsando la literatura, mencionó que desde diversas trincheras hay que preguntarse: ¿Qué está faltando?
Estos cuestionamientos deben hacerlos “precisamente las personas formadas para que puedan orientar y dar a conocer la riqueza de nuestra literatura. En la actualidad, tenemos escritores y una gran diversidad temática”.
Mencionó que los jóvenes hoy en día están leyendo las sagas, “estoy hablando de esa literatura que desde la academia marcamos como Harry Potter y otros libros, por lo que consideró que a los escritores mexicanos nos está faltando esa parte de mostrar lo que tenemos: “lo puedo decir porque es parte de mi estudio, es que hay diversos escritores mexicanos que están trabajando en literatura infantil- juvenil, falta conocerlos”.
Finalmente, el doctor Ramón Alvarado, destacó: “También habría que aprovechar la riqueza del internet, la literatura ya no se supedita al formato físico que es el libro”.
Añadió que los formatos electrónicos permiten distribuir de manera amplia la lectura y acceder a toda clase de títulos. “Nuestro problema no es la falta de información, más bien el exceso. Por lo que hay que generar más criterio a través del consumo de lectura”.
