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En política nada se olvida

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martes, abril 30, 2024

En la antesala del proceso electoral intermedio 2021 para renovar la titularidad del Ejecutivo del Estado, la representación en el Senado de la República, los Congresos Federal y Local y los 58 Ayuntamientos de la entidad, las virtuales alianzas, el reacomodo natural y obligado de figuras relevantes y fuerzas políticas importantes serán un hecho irreversible y serán noticia durante este año.

Las elecciones que se llevarán a cabo en 18 meses más, ingresarán pronto a su escenario previo de preparación. A finales de este 2020 o muy a principios del siguiente año, estarán en proceso de definición las candidaturas más importantes, aunque ya desde ahora podríamos escribir crónicas anunciadas y afirmar que han comenzado las expectativas y probabilidades de alianzas entre partidos y actores políticos importantes.

Habrá muchas sorpresas, y podemos anticipar que una de ellas podría ser la posible reincorporación del ex Cónsul de México en Chicago, Carlos Jiménez Macías, en el Servicio Diplomático para integrarse de lleno al proceso de cambio que viene impulsando la Cuarta Transformación, justo al lado de Marcelo Ebrard, de Ricardo Monreal y del propio presidente Andrés Manuel López Obrador.

En política nada es casual, nada se olvida; la prudencia, las capacidades, las lealtades los hechos y resultados cuentan. Pocos recuerdan, – por ejemplo-, que Carlos Jiménez Macías, siendo Senador de la Republica, junto con el ex dirigente del Movimiento Territorial, Carlos Flores Rico, fueron los dos únicos Legisladores del PRI que se opusieron al desafuero de López Obrador cuando se desempeñaba como Jefe de Gobierno en el Distrito Federal.

A Jiménez Macías, durante años, una élite aristocrática y conservadora enquistada en el PRI y en el PAN de San Luis Potosí, le ha cerrado las puertas para concretar sus legítimas aspiraciones de gobernar su estado. Esa especie de nuevos ricos que de pronto surgió hace dos o tres décadas conservan esa rara concepción llamada “potosinidad” que busca justificar que, aquél que no tiene “pedigrí” no puede ser gobernador del estado.

¿Quién o quiénes de esos grupúsculos podría deslizar de que Carlos Jiménez Macías ha incurrido en excesos, en actos de prepotencia o de corrupción? ¿Quién podría señalarlo de haber vendido o tranzado candidaturas cuando fue presidente del CDE del PRI? O bien, de tener algún medio de comunicación para utilizarlo como instrumento de presión y chantaje o de haber hecho negocios truculentos cuando desempeñó los cargos que ostentó, creo que nadie.

Esos grupos dominantes del escenario político y económico que siguen amparados en perversos y ventajosos negocios, – y otros, con influencia mediática o subrepticia en los partidos políticos, son los que históricamente han presionado y decidido quienes sí y quienes no deben gobernar el estado y su capital causándole consecuentemente a nuestro estado un gran daño.

Han sido esos grupos elitistas y corrientes conservadoras del PRI y el PAN los que se han empeñado en instalar la idea de que a Carlos Jiménez Macías “se la ofrecieron y no quiso”, de que “ya se le paso el tiempo” o de que “solo viene a San Luis cuando el nopal tiene tunas”. Evidentemente que son señalamientos que se hacen en el mundillo mediático, en la subcultura de la grilla y en medio de ese debate barato que suele darse en mesas de antro o de café donde usualmente esos intelectualoides o tigres de papel pretenden componer el mundo.

Pocos revisan, que si bien es cierto, a Carlos Jiménez Macías le han bloqueado sus aspiraciones, nadie podrá negar que es un hombre con una formación política sólida, con luz propia, y de que ha sido capaz de enfrentar abiertamente a esa trasnochada derecha rancia, priista y panista; a veces con un saldo relativamente negativo en sus propósitos, pero también altamente positivo cuando tuvo que buscar otros espacios y otras alternativas para ser y crecer exitosamente en sus cargos en los que representó a los potosinos.

Hoy por hoy, San Luis Potosí vive una realidad política distinta, totalmente diferente, y si Carlos Jiménez Macías se reincorpora nuevamente al Servicio Diplomático, o bien, comienza a trabar las necesarias alianzas para alcanzar metas y objetivos político-electorales, será una señal de que el escenario local podría dar un giro importante, sobre todo, si lo que está por venir cuenta con la venia y el respaldo de quienes mandan en los espacios más importantes de este país. Hasta pronto.

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