Por Raúl Ruiz

De repente ‘EL VIEJERÍO’ de Morena se destapó. (La expresión no es mía, es cuño del misógino, Diego Fernández de Ceballos).

Son 18 aspirantes las que pelean la nominación para ser la candidata a la gubernatura en San Luis Potosí.

Como si estuvieran regalando la vacuna contra el Covid, el cáncer de mama, y una pensión del IMSS, se han formado para competir por esta preciada nominación.

Son muchas, unas con mayor trayectoria que otras, sin embargo, no se ve ninguna con el peso suficiente como para competirle al capital sembrado por Ricardo, ‘el Pollo’ Gallardo, del partido Verde.

De las aspirantes, puedo destacar tres de ellas como las que tienen más posibilidad de competencia y que garanticen un trabajo de unidad en su gobierno si llegaran a ganar la elección.

1. Paloma Rachel Aguilar Correa, la preferida de Palacio Nacional. Ella es una precandidata de gran poder de comunicación, juventud y grandes habilidades políticas.

Un perfil fresco, apegada al discurso de la Cuarta Transformación, y con el aval de los morechairos, que exigen pureza en la sangre morena.

2. Lucy Lastras, abogada, de gran arraigo potosino, heredera del talento político de su padre, y posiblemente depositaria del caudal generado por Juan Ramiro Robledo, si comienza a hacer el mismo recorrido que hizo JR.

3. La doctora Mónica Rangel, ahora ex secretaria de salud del gobierno del estado.

Una pieza que seguramente, es incrustación del güerito Carreras.

Para muchos, la doctora simboliza la corrupción femenina en nuestra aldea. El desprestigio sobre sus espaldas pesa más que la losa del Pípila.

La señalan como irresponsable por aventar el arpa en pleno semáforo en rojo. Y más aún, la catalogan como arribista de la Ciudad de México.

Los morenos son cabrones, sueltan dentelladas a los que consideran no ser de su propia raza.

A la doctora no le reconocen principios de honestidad ni compromiso con los más necesitados en San Luis Potosí.

La consideran una oportunista que busca montarse en las crines del corcel ganador del partido en el gobierno.

Sin embargo, su vestimenta blanca y el estetoscopio al cuello, venden la imagen de heroína, por haber estado en el frente de guerra, contra el maldito COVID.

Huele a pólvora en Morena. EL VIEJERÍO es aguerrido, y tantos frentes abiertos solo indican una cosa. Cada quien juega para su santo.

Y huele a podrido también. Mario Delgado se ha propuesto colocar amigos y amiguis, en las candidaturas a las gubernaturas y otros cargos públicos, el batidero no va a ser muy favorable para los morenos y los opositores ya se relamen los bigotes pues el resbalón los va a dejar en cueros… Aseguran.

Vamos a ver que ocurre en estos días aciagos para los MORENOS.