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2021. Pri-Mor; Alianza impensable. El Prianismo, una realidad.

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lunes, junio 17, 2024

Amador Rodríguez Hernández

Al arrancar el proceso electoral que concluye en junio del 2021, corren al mismo tiempo los análisis, las opiniones, las adivinaciones y especular se vuelve un ejercicio irresistible, con sus cálculos y expectativas, unas más y otras menos, impregnadas por la convicción o el interés particular de quienes las emiten y exponen. En casi todos los intentos de análisis o diagnósticos hay una fuerte dosis de incertidumbre y de imprevisibilidad. Las elecciones como actividad política que involucra emociones, convicciones, fobias y filias, e intereses específicos se tornan resbalosas para asirlas y aventurar pronósticos con los actores concretos y el escenario que defina el voto popular.

No obstante, quedan para el ejercicio del análisis político principios y criterios muy básicos, elementales, que se omiten o tuercen en busca de la conclusión deseada.

A partir del pragmatismo todo en política es posible. Ganar la elección a cualquier precio se vuelve objetivo único. Si así son las cosas el universo especulativo no tiene límites. Se quedan al margen principios y valores; los «idealismos» estorban. La derecha y la izquierda, en tanto posiciones y conceptos político-ideológicas, desaparecen en aras de ese pragmatismo chabacano. El prestidigitador desaparece la dicotomía pueblo-élites. se van en esa inercia la desigualdad, las injusticias y la corrupción. El engaño es idealizado, se convierte en virtud.

Lo mismo da pactar alianzas con el diablo. Sólo hazlo pasar por bueno, la gente te lo cree. «La política es el arte del engaño», postula el pragmatismo. Y la ruleta gira: en la elección del año siguiente MORENA hace alianza con el PRI; no mejor el PRI con el PAN. Las combinaciones se mueven en el imaginario del pragmatismo. Vamos por la política «realista», o realpolitik (el imperio del cinismo).

El combate a la corrupción y a la impunidad, primero los pobres, son banderas desechables. Los mandamientos del presidente de la Cuarta Transformación; «No mentir, no robar, no traicionar» son obsoletos. Anhelar la purificación de la vida pública en México, como lo expresó AMLO, se vuelve anhelo postergable.

Que nadie alegue dogmatismo o lealtad fanatizada a los valores de la Cuarta Transformación, es tan solo un mínimo de congruencia. Un mínimo de viveza para entender que los adversarios son reales. Los opositores a la transformación se mueven. Actúan, y en su papel de oposición, no cejarán en el objetivo de preservar

los privilegios y reconquistar los espacios perdidos, es consustancial a la lucha por el poder en cualquier democracia. En su interior coexisten el que sostiene el llamado modelo neoliberal y los que aspiran a un estado de bienestar. La izquierda y la derecha, los dos programas, con sus matices, se excluyen, pero están en la realidad política del país.

Nadie descubre nada cuando afirma que el PRI y el PAN tienen una sólida alianza de facto, sin necesidad de suscribirla ante la autoridad electoral correspondiente, desde hace más de 30 años. Han caminado juntos desde que Salinas de Gortari y Fernández de Cevallos, pactaron el proyecto privatizador. A finales de la década de los ochenta decidieron caminar juntos. La lucha por los cargos públicos era más teatral que real. Se acordó repartir el pastel con beneficios mutuos. Hermanados en el fraude electoral para frenar a la corriente democrática de izquierda. Durante esos años se normalizó la convivencia del hoy llamado «Prian». Lo que quedó fuera era «populismo» y lo que era y es «una amenaza para México». PRI-PAN en abierta connivencia por todos estos años.

En el cercano 2018 30 millones de votos cambiaron el viejo régimen. Hoy gobierna la 4T. MORENA y sus aliados constituyen mayoría en el Congreso de la Unión.

En el 2021, el año próximo, se realiza el proceso electoral «más grande» de la historia de México. Serán convocados a votar más de 95 millones de mexicanos (cinco millones más que en el 2018). Votaremos para renovar más de 21,000 cargos de elección popular. Se renovarán a través del voto 15 gubernaturas, entre ellas la de San Luis Potosí. La elección de los nuevos gobernadores es atractiva, despierta mucho interés de la gente y de los analistas en esos estados que cambiarán el ejecutivo estatal. De todo el proceso las estrategias partidistas se enfocan fundamentalmente en alcanzar mayorías en la Cámara de Diputados. La 4T que quiere conservar la mayoría y los opositores que afanosamente buscarán ser el «contrapeso» al ejecutivo. Ahí se librará la gran batalla, la que definirá el rumbo del país. Avanza la Cuarta Transformación en su proyecto y se consolida, o será dinamitado por una eventual mayoría opositora compuesta por el PAN, el PRI, Movimiento Ciudadano y el moribundo PRD. Unos a la izquierda y los otros a la derecha.

¿Que pasa en San Luis Potosí? La efervescencia alcanza al municipio más pequeño. Todos los cargos, locales y federales, serán duramente disputados. Pero, sin duda, la mayor atención se concentra en la elección de gobernador. Sí nos atenemos a los sondeos y encuestas que se han publicado en distintos medios, MORENA lleva ventaja hasta hoy en la mayoría de esas 15 elecciones. Entre ellos en nuestro estado. MORENA se perfila para gobernar a los potosinos. El PAN entra en la competencia. El PRI, con todo y que es gobierno, lejos, muy lejos de aspirar a cuando menos a ser competitivo. Ya no tendrá al Verde para hacer alianza. Se ve complicado que otro de sus aliados de siempre, el PANAL, con registro local, vaya en esa suerte. Ha hecho público su interés de formar una alianza con el PAN. De esa alianza se habla local y nacionalmente. Una alianza natural. Viable, también, aliarse con el MC y PRD. Lo de Pri-Mor es impensable. Entre las fuerzas vivas del

tricolor existe una dominante ala anti-amlo. Más cerca de Gilberto Lozano y su FRENNA, que aplaude, incluso, el protagonismo desvergonzado de Felipe Calderón.

Que puede ser «partido bisagra». ¿En serio? ¿MORENA buscará aliarse al PRI? ¿En serio? Si estamos hablando de que determinado candidato puede llevarse unos buenos tambaches de votos para su causa, es otra cosa. ¿El candidato de MORENA necesita imperiosamente el apoyo del gobernador Carreras para triunfar? ¿MORENA necesita en San Luis una alianza formal o de facto con el priismo para ganar la elección? O estamos hablando de otra cosa: el gobernador será condescendiente y dúctil al proyecto obradorista. ¿Hay visos de que Carreras desafíe a AMLO? ¿Apoyaría Juan Manuel Carreras al candidato del PRI con la estructura de gobierno y dinero del erario? o ¿Carreras pone toda su apuesta en la ficha del PAN? ¿Se la juega en serio con Xavier Nava? Más creíble es el argumento de que Carreras busque coincidir con el nombre que represente a la 4T en el proceso en cuestión.

Nada indica que el gobernador potosino se la vaya a atravesar al presidente. Cierto, faltan 9 meses para las elecciones, hay imponderables que podrían modificar el escenario, o que la definición en cuanto al candidato sea errática por mal cálculo o exceso de confianza, porque no con cualquiera de los aspirantes visibles y posibles se tendría el mismo resultado en votos. La improvisación puede darles un vuelco a las tendencias marcadas hasta el día de hoy. La baraja parece muy amplia, pero llegado el momento de los descartes, se reducirá significativamente. Un buen candidato no se inventa de un día a otro. Jugar a que AMLO mantenga altos niveles de aceptación, cuenta, pero es insuficiente en nuestro estado. Mientras tanto, a la mayoría de ellos -los suspirantes- puede verlos exhibir sus mejores prendas en redes sociales… bueno, quizá los ausentes en ese circo tengan realmente probabilidades de alcanzar la nominación. Algunos, la mayoría, van de relleno apostando a la tómbola.

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