Por: Redacción

. En varios puntos de la ciudad se venden abiertamente en expendios o en maquinitas.

. Su prohibición generó mercado negro y parece incontrolable

. Adolescentes y Jóvenes de secundaria convertidos en los mejores clientes cuando nunca habían probado un cigarrillo

. Cofepris y Coepris simulan y hacen mutis

En el año 2020, el gobierno federal emitió un Decreto por el cual se prohibía la producción, comercialización y venta de Vapeadores y de Cigarrillos Electrónicos. Los Amparos en contra del Decreto no se hicieron esperar y frenaron la iniciativa presidencial.

En el 2022, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como era de esperarse, fijó su postura y señaló que la mejor propuesta era regular la producción y venta de este dispositivo que contiene nicotina en menor grado que un cigarro normal, incluso, dijo que era una incongruencia prohibirlo ya que el cigarrillo normal estaba regulado y además generaba impuestos.

El 5 febrero de este año, el presidente Andrés Manuel López Obrador, envió al Congreso de la Unión un paquete de Reformas Constitucionales entre las que nuevamente se incluía la prohibición de Producir, Comercializar y Vender Dispositivos Electrónicos que contuvieran nicotina, se hizo, bajo la premisa, válido e incuestionable argumento de proteger el derecho a la salud de adolescentes, jóvenes y adultos.

Esta vez el Congreso de la Unión, Diputados Federales y Senadores aprobaron la Iniciativa, lo cual dejó sin efectos los Amparos que los Industriales y Comerciantes de estos productos nocivos para la salud habían interpuesto en 2020.

No obstante que la prohibición es Ley, el mercado negro para la venta de dispositivos electrónicos que contienen nicotina se incrementó, siendo sus usuarios potenciales adolescentes y jovencitos de secundaria que, nunca habían probado un cigarro normal.

Ante esto, las autoridades sanitarias han hecho mutis y han preferido callar en lugar de sancionar expendios donde se venden Vapeadores como si fueran gansitos o papitas y; pese a que los tratamientos en las instituciones de salud son altamente costosos por los efectos que produce la nicotina en el organismo, nada se hace el sector oficial.

Este dispositivo del cual está prohibida su venta, se puede adquirir fácilmente en los alrededores de Walmart de Avenida Muñoz, a través de maquinitas expendedoras, o bien en gasolineras ubicadas en Avenida Himno Nacional o en Sierra Leona entre otros sitios a precios que van desde los 200 pesos hasta los 350 pesos.

Lo grave es, que los principales clientes son adolescentes o jovencitos de secundaria quienes se han convertido en potenciales consumidores cuando nunca habían probado la nicotina. Ante esto, es evidente la flagrante violación a la ley y la simulación de las autoridades sanitarias en el estado, que a lo mejor están convencidas de que “las leyes no se hacen para cumplirlas sino para violarlas”.