Desaparición del Fuero o Sed de Venganza
Las resistencias a la eliminación del Fuero Constitucional se vuelven cada vez más evidentes y, pese a que se ha dicho y afirmado que no habrá marcha atrás, en los principales círculos de decisión política se analiza, se pondera, se avalúan sus efectos, sus consecuencias y se revisa detenidamente no obstante la presión social y mediática.

En palacio de gobierno, en el congreso local mismo y en las cúpulas de los partidos políticos, estiman y coinciden en que la desaparición del Fuero, empezando por el gobernador, los diputados, los funcionarios y servidores públicos que lo gozan, podría convertirse en una herramienta para desestabilizar al estado y sus municipios.

“Desaparecer el Fuero Constitucional es tanto como abrir la puerta a la perversidad”, sostienen algunos. Otros, señalan que eliminar el Fuero es sinónimo de dar paso a la venganza, a los revanchismos políticos o al ajuste de cuentas entre los grupos y corrientes que no resultaron favorecidos con el voto popular.

La exigencia social de su desaparición es indiscutiblemente legítima, y si la decisión del Congreso del Estado es eliminar el Fuero, esta deberá ser pareja, es decir, nadie o ninguno puede quedar exento. Esto en términos del interés general sería lo deseable, solo que los Senadores y Diputados Federales seguirían protegidos por la Constitución Federal.

Quizá la parte más relevante para su análisis, es que con la desaparición del Fuero, efectivamente en este momento es posible se pavimente el camino hacia la venganza política y hacia la desestabilización o, simplemente para buscar anular o apartar del camino a quienes los grupos de poder y de presión consideran como sus principales adversarios para las elecciones próximas y venideras.

Nada es descartable, porque con la eliminación del fuero es altamente probable que se vengan en cascada infinidad de denuncias de tipo penal o administrativo en contra del gobernador del estado, en contra de los diputados locales y en contra de los alcaldes. Exista o no el sustento, esto es obvio que se dará y, aunque el fin justificara los medios, estos siempre serán detestables cuando no exista tal justificación sino un marcado interés político de dañar.

En muchos municipios, la sed de venganza de los grupos locales de interés es innegable, solo que los presidentes municipales o los diputados en sus distritos no están solos, de tal manera que el encono y el enfrentamiento entre los grupos podrían resurgir. Ya se vivió hace años en Axtla, en Rioverde, y en otros municipios huastecos donde solo bastó un cerillo para encender la mecha y provocar la revuelta.

Nadie discute que la desaparición del Fuero Constitucional sea un paso importante para impedir o frenar en algo la corrupción, sin embargo debe ser una vara que mida a todos, porque no puede haber privilegios o impunidad para unos y para otros no, de tal manera que de lograrse en San Luis Potosí, como ya sucedió en otros estados, sería una medida insuficiente, incompleta o coja.

No olvidemos que en aquellas entidades donde se ha procedido a eliminar el Fuero, los actos de corrupción no se han desterrado como por arte de magia. Son procesos largos y ciertamente por algo se empieza, pero una buena señal de entendimiento y convivencia política sería, si el desafuero se da, es que invariablemente deberá ser parejo en el contexto estatal, solo así podrá sentarse un precedente para luego incidir en la esfera federal.