– Carestía empobrece más a las comunidades.
Toño Martínez
Ciudad Valles.- Como si se tratara de una tragicomedia cuyos actores fueran los pobres y pueblos originarios, luego de décadas de ser tema de toda clase de promesas de justicia social, igualdad y políticas de reivindicación desde el Gobierno, la vida de las comunidades indígenas languidece por la desigualdad económica, y sus habitantes vuelven a comer solo tortilla, chile y frijoles y enfrentar un raído servicio de salud, igual que antes y después de la Revolución Mexicana.
El origen de su desgracia ya no es el racismo, el despojo de sus tierras ni los crueles hacendados que los trataban al nivel de bestias de trabajo; ahora son utilizados como instrumentos de promoción política en campañas y objeto de programas que simulan ser consultados pero que al final provienen de tecnócratas alejados de la realidad.
Esa es una verdad que duele y lastima diariamente a los indigenas de la Cordillera Tének, pues irónicamente aunque cuentan con algún grado de infraestructura en servicios como Centros de Salud, energía eléctrica, caninos raspados de vez en cuando, sistemas de agua, escuelas, estos operan a medias pero además no resuelven el problema de fondo que enfrentan los indígenas cómo es el ingreso familiar, salarios justos por el jornal – al que se dedican en una gran cantidad – y la alimentación.
» Las Chochas’, un pequeño caserío ubicado cerca de los límites entre este municipio y el de Aquismón es un ejemplo descarnado de como la calidad de vida del indígena dista mucho del discurso oficial desde las esferas del gobierno y estadísticas según las cuales » los hermanos indigenas reciben trato y beneficios como otros sectores.
Feliciano Santiago Martinez, vecino del lugar donde habitan no más de 12 familias, narra cómo de unos meses para acá la subsistencia se complicó en las comunidades indigenas por la terrible carestía de lo necesario para vivir.
» Nosotros no entendemos eso de la economía, que inflacion, que la gol.. globazon..globalización o que si la guerra dificultó comprar granos a Ucrania. Lo que sabemos es que no alcanza para nada ni siquiera con los. subsidios del Gobierno y a veces nomás comemos una o dos veces y frijoles o yerbas del campo con tortillas y chile».
Dicen que hay reforma laboral y que el salario mínimo está en ciento setenta y dos pesos, pero ni eso pagan en el campo, dónde si acaso nos dan 100 o 120 por un jornal de todo el día» expreso.
«A veces nos contratan por uno o dos días, y eso para una familia con dos o tres hijos es una miseria’
Además no nos dan Seguro Social ni nada de eso y los centros de salud no tienen medicina y los doctores hacen lo que pueden».
Hay gente que hace artesanías o va a las bodegas de Valles a comprar verduras para revender pero pos tienen que gastar en pasajes y no completan.
Si nos enfermamos vendemos un cochinito o un pollo y vamos al médico de los similares para comprar la medicina.
Hay niños que tienen becas y ayuda un poco, pero a veces se las retrasan y a batallar.
«Está muy canijo y no hallamos que hacer porque cada vez que vamos a comprar cosas las tiendas cuestan más dijo Feliciano Santiago.
Estamos como los cangrejos, caminando para atrás y eso no puede seguir, así remato .






