El encuentro entre el presidente Andrés Manuel López Obrador con el gobernador electo José Ricardo Gallardo Cardona, no puede interpretarse como una reunión simple o casual. Visto en su perspectiva y justa dimensión, este primer acercamiento fue de la más enorme trascendencia.

La lectura simple y de mala leche que unos cuantos hicieron sobre este encuentro, no puede circunscribirse a que, si fue el último de 14 gobernadores en ser recibido por el presidente. La reunión envió mensajes claros y contundentes sobre la relación y los proyectos políticos que habrán de sucederse en el contexto de la Cuarta Transformación.

Ricardo sabe del reto que habrá de enfrentar para recuperar la gobernabilidad extraviada desde hace años. Tiene entre sus desafíos, el enfrentar y resolver las carencias sociales que aquejan a miles de potosinos. Los números ahí están y no mienten. San Luis Potosí padece desde hace varias décadas del atraso y el abandono por los gobiernos que ha tenido.

Nadie puede simular o ignorar, que en el estado potosino sigue predominando ese círculo vicioso de la desigualdad generalizada que claramente se contrasta en ciudades y municipios, segmentos y sectores donde la opulencia es insultante debido a que la riqueza está concentrada en unas cuantas manos.

Gallardo Cardona, sabe seguramente que en San Luis Potosí existen un millón 299 mil personas en pobreza y 207 mil 577 en miseria extrema. Debe estar enterado que en pleno siglo XXI, más de 253 mil potosinos no tienen acceso a un servicio de salud y que 1 millón 572 mil habitantes de las cuatro regiones carecen de seguridad social.

Pese a las cifras y programas gubernamentales que presumen haber abatido los rezagos histórico-sociales, hay todavía en todo el territorio potosinos más de 480 mil personas entre hombres y mujeres, adultos mayores, adolescentes, jóvenes y niños inexplicablemente no tienen acceso a la alimentación.

El atraso social es mucho porque deben reconocer que cada uno jaló para su santo. Nunca, por lo menos en los dos últimos sexenios, el gobierno del estado se preocupó por articular los aspectos del desarrollo económico con los programas del desarrollo social. Se trabajo con una visión estrecha, corta y sin concatenar políticas públicas vinculatorias.

Si concedemos su exacta importancia a la reunión entre el presidente López Obrador y el gobernador electo Ricardo Gallardo, estaremos de acuerdo en que la prioridad será ´´primero los pobres´´. Si Gallardo supo vender la idea y privilegiar esa premisa, estamos hablando de que la política social, acompañada del impulso económico será su precipitante central.

No se puede perder de vista, que al menos los dos últimos gobernadores, – es decir, Fernando Toranzo Fernández y Juan Manuel Carreras López, nunca tuvieron ni se preocuparon por lograr las relaciones políticas necesarias y suficientes con el centro para gestionar y jalar recursos.

Ambos mandatarios, se desempeñaron en la absoluta mediocridad y perdiendo el tiempo en la antesala de las dependencias federales, pero sin obtener resultados concretos que beneficiaran al estado. Con Ricardo Gallardo Cardona, las cosas pintan diferente y eso le beneficiará a San Luis Potosí.

Pese a las críticas en el sentido de que Ricardo Gallardo está actuando ya como gobernador constitucional, son tan intrascendentes que ni lo ocupa, ni le preocupa ni le distrae. Lo que sus adversarios no aceptan, es que el gobernador electo es quien desde ahora está imponiendo la agenda y no otros que se acostumbraron a decir ´´Aquí nada más mis chicharrones truenan ´´.

ENTRE PARENTESIS

Este jueves la plana mayor del PVEM dará a conocer el nombre de quien habrá de pastorear a los diputados federales por San Luis Potosí. Es muy probable que esta responsabilidad recaiga en el expresidente municipal de Soledad de Graciano Sánchez, Gilberto Hernández Villafuerte, quien además se perfila para encabezar comisiones importantes que jalarán recursos para el estado.

En el ámbito local, no hay duda de que el liderazgo de la fracción parlamentaria en el Congreso del Estado quedará en manos del también exalcalde interino de Soledad de G.S., José Luis Fernández. Experiencia legislativa no la tiene, pero le entiende al tema. El Chiquis es negociador y será un buen interlocutor con el próximo Ejecutivo del Estado.

Hasta pronto