30.5 C
San Luis Potosí
spot_img

Minorías ricas, mayorías pobres

spot_img

Entérate

Últimas Noticias

viernes, abril 26, 2024

Parte II

Por Fernando Díaz de León Cardona

Ya dijimos que por decreto o simple deseo no se puede desterrar la corrupción y la impunidad. Tampoco es posible lograrlo por el hecho de que esta sea la premisa y precipitante central del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, ante la realidad que ha vivido y vive nuestra entidad, no podemos ignorar o negar que el fenómeno de la concentración de la riqueza en manos de unos cuantos existe, que está presente y persiste.

Los ricos de abolengo

A la caída del cacicazgo de Gonzalo N. Santos, en la capital potosina y sus regiones, se asentó una generación de ricos que incursionó en las diferentes ramas de la economía. A finales de los 60s y durante la década de los 70s, las principales actividades económicas que generaban empleo para muchos, pero riqueza para muy pocos, se centraban entonces en la minería, en la industria textil, el ferrocarril, en la ganadería, en la comercialización de los productos del campo y el comercio en general.

La ASARCO S.A. ahora Industrial Minera México IMSA, la España Industrial, posteriormente AVANTRAM y los Ferrocarriles Nacionales de México se constituyeron en las principales empresas absorbentes de mano de obra; barata, por supuesto. En esa época, el potosino residente en la capital que no era minero, trabajaba en los procesos de elaboración y confección de casimires; de conductor o garrotero de trenes, – o bien, en los talleres de mantenimiento del ferrocarril.

 

Fueron tiempos de bonanza, épocas de vacas gordas para los grupos económicos dominantes, – pero no para los obreros asalariados, tampoco para los jornaleros agrícolas o para los productores del campo. Fue una etapa en donde los derechos laborales, los valores y principios de justicia, honestidad, austeridad y bienestar general solo parecían reclamos y estandartes de unas cuantas voces del desierto.

¡Huuuy, que dirán los Meade!

“La moral es un árbol que da moras” decía Gonzalo N. Santos, y sí, a veces sí, ya que esa expresión tenía un peso específico entre la sociedad potosina. A la mínima insinuación de romper con las normas morales, conductas sociales o reglas de urbanidad estas eran severamente auto reprimidas y sentenciadas: ¡Por Dios No!, ¡Que van a decir los Meade, los Díaz de Sandi, los Benavente, los Gómez Madrazo, los Ortuño!; – se exclamaba.

 

 

Con el paso de los años, hasta nuestros tiempos, este gesto clasemediero se convirtió en chunga popular y, en modo alguno se volvió caricatura en algunos segmentos de la sociedad potosina cuando a una de las descendientes de la familia Meade la convirtieron por recomendación y decisión del poder económico, en la Reina de la Feria Regional Potosina; todavía no era nacional.

La familia Meade, tenía sentados sus reales en la actividad bancaria y en la ganadería. Todavía, en 2018, el candidato del PRI a la presidencia de la República, José Antonio Meade, no negó la cruz de su parroquia y admitió ser heredero de esa estirpe. Durante la campaña de Pepe Toño Meade, algunos descendientes reales y otros tantos colados que intentaron emparentar con ese linaje, “ya se veían entrando a Los Pinos o en cargos federales importantes”.

Otras familias de abolengo lo fueron los Vilet, socios de la España Industrial, empresa que despidió sin las debidas prestaciones de ley, a centenares de trabajadores tras la crisis económica en España y en otros países de Europa. –  La familia Galán, dueña de la Embotelladora Pepsi Cola, no solo se dedicaba a industrializar agua puerca embotellada, también tenía la concesión de la Dodge.

Los Pizzuto explotaban el negocio de la fundición de metales; los Herrera tenían ya la distribución de los vehículos Chevrolet y los Acebo, habían incursionado, – antes de la política, en la ganadería. Al patriarca de la familia, Antonio Acebo Delgado, lo hicieron presidente municipal de la capital potosina. Otros notables, al  amparo del poder público se convirtieron en influyentes traficantes de fayuca procedente de Asia y los Estados Unidos.

Otras familias provenientes de esas castas se dedicaron a la explotación de yacimientos naturales, al comercio, a la construcción de nuevos fraccionamientos, a la industria alimenticia, a la producción de leche y sus derivados, a la ganadería, al negocio de la medicina privada y al monopolio de los fármacos.

Negocios como el Balneario de Lourdes, La Pasteurizadora Potosina, Emergencia Diez, Clínica de Maternidad Díaz Infante, la Beneficencia Española, Super Droguería la Perla, Almacenes Sarquis, El Dragón y Constructora y Estructuras de Concreto S.A. CECSA que edificó tipo gringo el fraccionamiento industrial aviación, fueron solo algunos de los negocios más fuertes de la época.

Algunos más de la nobleza, se dedicaron al acaparamiento de tierras rurales y propiedades urbanas, a la adquisición de concesiones para la venta de gasolina, aceites y lubricantes, distribución de materiales de construcción, eléctricos y de plomería, al comercio ferretero y de pinturas, al negocio del calzado, a la fabricación y venta de muebles tradicionales, equipos, aparatos, artículos para el hogar y a la industria de las telas y el vestido, entre otras. Quien no recuerda las gasolinerías Guerra, Ferretería La Nacional, El Grillito, La Zapatilla Roja, Leos Peña, Mueblerías Garza, Alvarado y Sucesores etc. O las grandes y ostentosas fincas en Carranza y Tequis.

Familias poderosas

De todo ese linaje, sobresalieron las familias, Meade, Díaz de Sandi, Gómez Madrazo, Lasso de la Vega, García Navarro, Benavente, Garza, Torres, Alvarado, Diez Gutiérrez, Lavín, Guerra, Martin de Alba, Díaz Infante, Cossío, Algara, Díaz de León, Zendejas, Ortuño, Ruiz Oladero, Pérez y Espinoza, entre otros menos importantes, pero al fin ricos. El principal centro social de diversión y punto de reunión de los curros de San Luis lo fue el exclusivo Club Deportivo Potosino y posteriormente el Club Campestre.

 

En el interior del estado, las familias de abolengo y de crecimiento económico sostenido a finales de los 60s y principios de los 70s, estuvieron representadas por los Esper, Medellín, Ricavar, Lárraga, Terrazas, De la Rosa, Urbiola, Martínez, González, Santos, Larraga, Arguelles, Quintanilla, Cerrillo, Azuara, Mahabub, Medina, Ortiz, Arguelles, Castro, Meraz, Zúñiga, Acosta, Segovia, Herbert, Andrade, Cortina, y varios más.

Todas estas familias lograron grandes fortunas y se hicieron de grandes ranchos productivos, de enormes extensiones de tierra para el cultivo, la ganadería y la producción de caña, café y cítricos, centros comerciales, hoteles, desarrollos urbanos, la explotación minera, medios de comunicación, el autotransporte y el comercio cervecero entre otros.

Todas estas familias no solo lograron ligar y afianzar sus relaciones económicas y de poder con presidentes de la República, con secretarios de estado como Jorge de la Vega Domínguez, o con gobernadores como Antonio Rocha Cordero, creador de los Patronatos Ciudadanos e impulsor de las principales Plazas de la capital, sino que lo mismo hicieron con Guillermo Fonseca Alvares.

 

 

Con Carlos Jonguitud Barrios, surgieron nuevos ricos, muchos empresarios y políticos locales se sumaron, pero otros no cuando el líder vitalicio de Vanguardia Revolucionaria del SNTE decidió extenderle su acta de nacimiento a la magistrocracia y cuando Salinas de Gortari había decidido ponerle fin al corporativismo.

Justo en esta época surgen los Macabeos, un grupo político contrario al jonguitudismo que de todo dio, buenos y pésimos políticos que a la fecha sobreviven en el gobierno de Juan Manuel Carreras.

Con Florencio Salazar, los curros potosinos lo intentaron, pero les faltó tiempo porque al año dejó el cargo por presiones locales y decisión expresa del presidente Miguel de la Madrid Hurtado. Con Leopoldino Ortiz Santos, regresó la alegría para la nobleza; llegó la jauja, los estímulos fiscales, las concesiones, las posiciones políticas, las obras a parientes y cercanos, – y claro, – la fiesta en grande.

El gobernador por 4 años provenía de la misma estirpe, Ortiz Santos se dedicó a lo suyo, a repartir y a consolidar el futuro económico de él y su familia. En este período fue el Grupo Universidad fue quien literalmente gobernó la entidad.

En 1991, un sector importante de la élite social logro pactar con Fausto Zapata acuerdos y apoyos importantes. Durante estos efímeros períodos, hay que decirlo, a muchos les fue muy bien, solo que se les atravesó en el camino el líder civilista Salvador Nava Martínez, viéndose Zapata Loredo obligado, por recomendación e instrucción del presidente Carlos Salinas de Gortari a dejar el cargo a los 14 días y darle paso a Gonzalo Martínez Corbala.

Durante su gobierno provisional de un año, también surgió una especie de nuevos adinerados. Muchos funcionarios se despacharon con la cuchara grande. Para algunos las épocas de bonanza habían vuelto. El sector de la construcción se vio favorecido con la edificación del nuevo Centro Penitenciario, al igual que con la construcción del Distribuidor Juárez y con una buena cantidad de pavimentaciones en la capital del estado. En un año la deuda pública creció y hoy, es todavía herencia para el actual gobierno que busca en bancos una reestructuración de sus pasivos.

En 1993, Teófilo Torres Corzo, llegó a gobernar San Luis Potosí por 7 meses y podría decirse que ya era de abolengo por herencia y de pertenecer a una nueva generación de ricos. Durante su mandato, y ya entrado en gasto y comprometido con la nobleza, muchos ricachones fueron los beneficiarios de las bondades y concesiones que les otorgó el “viejito lindo y querido” como le dicen los colegas.

En la coyuntura política de conflictos interminables y persistentes, llegó Horacio Sánchez Unzueta en 1994 a poner orden durante los siguientes 4 años. Algunos de los notables de la élite social fueron relativamente neutralizados, sin embargo, solo se replegaron para posteriormente, en los siguientes gobiernos, incursionar en nuevos negocios, en la función pública, en la actividad legislativa y en la vida política de la entidad.

 

De toda esa casta de abolengo, surgieron gobernadores, senadores, diputados federales y locales, presidentes municipales, funcionarios públicos, líderes de partidos políticos, rectores de la UASLP, dirigentes de organismos empresariales, representantes de cámaras industriales y del comercio, asociaciones de ganaderos y confederaciones de productores de caña, entre otras posiciones importantes.

LA SIGUIENTE GENERACIÓN DE RICOS

Continuará…

 

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
%d bloggers like this: