Es muy probable que desde el párvulo político y la torpe visión aldeana, se intente en el mundillo mediático y desde la facilidad del fango que brindan las redes sociales, presentar una interpretación distinta a la determinación de Ricardo Gallardo Cardona de renunciar al PRD y a la coordinación del grupo parlamentario en San Lázaro.

Pragmática o no la decisión tomada por uno de los principales líderes naturales del gallardismo, el retiro produjo urticaria en muchos, cimbro estructuras, causo especulaciones nerviosismo y generó angustia y preocupación en aquellos que sienten tener la credibilidad y la paternidad del bono popular lopezobradorista en San Luis Potosí.

En el ámbito local, las reacciones a la renuncia de Gallardo al PRD fueron diversas. Seudomorenistas como Sergio Serrano y Leonel Serrato salieron pronto y a petición de parte, a decir que Gallardo no sería bienvenido en MORENA; faltan más, y a lo mejor líderes de partidos, dirigentes empresariales o de comerciantes pronto los emboletarán en la guerra mediática electrónica y del papel para opinar; ¡total! para eso sirven y están siempre puestos.

Que se sepa, Ricardo Gallardo no ha solicitado su credencial o su afiliación al partido en el poder, y tampoco nadie se imagina que el presidente Andrés Manuel López Obrador les tenga que andar consultando a este par de bichos raros sobre los acuerdos políticos que traban sus operadores para sacar adelante sus iniciativas.

En otra visión, muy burda por cierto, el planteamiento fue que, “a cambio de qué” Gallardo decidió renunciar al PRD. Para ese periodismo militante que divide, confronta y cobra venganzas, el acuerdo y amarre político tiene un aroma de olvido a presuntas irregularidades que solo panistas o navistas y algunos interesados insisten en instalar en el ánimo de la opinión pública.

Si esa es la lógica que los mueve, entonces habría que inferir que el respaldo explícito del gobernador Juan Manuel Carreras a la iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador,  para crear la Guardia Nacional fue también a cambio de algo, y que su decisión junto con otros 11 gobernadores fue una traición al PRI o para blindarse de eventuales escenarios de impunidad, ¿o no?

Anticipar escenarios no es bueno y mucho menos calentar la plaza. A su debido tiempo sabremos con claridad meridiana el alcance de los compromisos y pactos asumidos. Decir que Gallardo renunció porque se va a MORENA, afirmar que Ricardo abanderará la causa morenista en el 2021 o señalar que fue a cambio de un perdón, simplemente es desconocimiento de la real politik y son ganas de joder. ¿A poco no?