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jueves, abril 25, 2024

TRAZOS Y SOMBRAS

Por Leónidas Fernández

El gobernador José Ricardo Gallardo Cardona, ha puntualizado en que durante las administraciones de Fernando Toranzo Fernández y Juan Manuel Carreras López se cometieron grandes latrocinios al erario. Lo de los famosos toners, tintas o papeles seguramente son minucias.

Fue en la obra pública, en las concesiones y permisos de la SEDUVOP, en Salud, en Seguridad, en Comunicaciones y Transportes, en la Junta Estatal de Caminos, en la Comisión Estatal del Agua, en el Colegio de Bachilleres, en Finanzas y en otras dependencias de medio pelo donde se perpetraron los grandes fraudes. Ni modo que los secretarios o directores no lo sepan.

Eso todo mundo lo sabe. Lo delicado, lo inaudito o inexplicable, es que muchos de los funcionarios medianones que fueron parte de toda esa red de trafiques, corrupción y complicidad todavía estén ocupando cargos importantes en la burocracia. Son ellos quienes filtran, mueven y manipulan la información para beneficio y defensa de exgobernadores y exfuncionarios.

Por mucho que se insista o se diga que toda esa gente que proviene de la “herencia maldita” está saliendo de gobierno, lo cierto es que ahí está. Son los ojos, oídos, y los ve corre y diles a los antecesores. Actúan sumisos, bajo las sombras, despistados, sin moral y con hipocresía. Son quienes tienen al tanto a los exfuncionarios de todos los movimientos, ¿a poco no se han dado cuenta?

No se requiere de mucha ciencia o trabajo de inteligencia como para darse cuenta de que en las fotografías y videos de algunas dependencias; aparecen funcionarios que lo mismo le soplaban, chistaban o chismeaban a Doña Guille, esposa de Don Marcelo; al igual que a la doctora Ramos o a la mujer de Juan Manuel Carreras con el fin de manipular o tergiversar las cosas.

Sucede en muchas dependencias. Es esa gente la que filtra, envenena, advierte y malinforma sigilosamente lo que en el gobierno de Gallardo y sus dependencias están haciendo o dejando de hacer.

Son orejas y orejones. Son hombres y mujeres que conciben que su única lealtad es con su sueldo y patrón anterior. No se hacen notar, se vuelven invisibles y mucho menos dan la cara, – pero ahí están, al asecho, esperando se cometa el error o se descubra algo para correr y decirlo a su exjefe.

Hay quienes, – por ejemplo, – conocen la vida y obra de Fernando Toranzo Fernández, al grado de decir que fue protector y anfitrión en su propiedad del nefasto cura Eduardo Córdoba, prófugo de la justicia por abuso sexual en perjuicio de muchos innombrables por respeto.

Otros, afirman que protegió al cuñado de un sinfín de triquiñuelas. Hoy, algunos y algunas de esas funcionarias predilectas están en el gobierno actual o en otros espacios de la vida pública, simulando y actuando.

Si al gobernador no le dicen, es otro cantar. Apenas lleva año y medio, y, – en nuestra opinión, ya es tiempo de que el mandatario y su gente más cercana tengan por lo menos un área que alerte y prevea las cosas.

Aquí el tema está en que algunos funcionarios o empleados de medio pelo están actuando como verdaderos espías o interlocutores para tapar agujeros o evidenciar al gobernador del estado. Lo hacen porque son o fueron parte de la maldita herencia.

Es cuestión de echarse un brinco para comprobarlo. Ricardo Gallardo tiene bajo su control a todas las dependencias; si no lo aprovecha para garantizar el orden y la gobernabilidad, ese es otro asunto; ellos al final del día justifican que hacen su chambita, aunque sea con muchos boletines. Hasta luego.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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