AP.- Un desarrollador de software invirtió sus ahorros en criptomonedas en dos ocasiones y los perdió por completo. Pero aún las promueve entre la comunidad negra de Estados Unidos y le gustaría volver a invertir en ellas.
Un universitario recién graduado y una madre soltera incursionan con esperanza en bitcoin después de asistir a un taller de criptomonedas patrocinado por el rapero Jay-Z en el complejo de viviendas públicas donde creció el artista.
Pero una exejecutiva de una casa de cambio de criptomonedas se siente desilusionada por la falsa promesa de que las criptomonedas ayudarían a su familia en la región etíope de Tigray, devastada por la guerra.
Todos se sintieron atraídos a la idea de las criptomonedas como una ruta hacia la creación de riqueza fuera de los sistemas financieros tradicionales, que tienen una larga historia de discriminación racial e indiferencia hacia las necesidades de las comunidades de bajos ingresos.
La bancarrota en marzo de dos bancos amigables con las criptomonedas, Silvergate Capital Corp y Signature Bank, complica el panorama. Su fracaso fue un revés para las empresas de criptomonedas, que dependían de los bancos para convertir las monedas digitales en dólares estadounidenses. No obstante, la crisis apuntaló a Bitcoin, la moneda digital más antigua y popular, al reforzar la desconfianza en el sistema bancario, algo que en un principio ayudó al ascenso de las criptomonedas.
Mariela Regalado, de 33 años, y Jimmy Bario, de 22, vecinos del complejo habitacional Marcy Houses en Brooklyn, comenzaron a comprar 20 o 30 dólares de bitcoin más o menos cada dos semanas después de asistir el verano pasado a la “Academia Bitcoin“, un taller patrocinado por Jay-Z y Jack Dorsey, cofundador de Block Inc., la empresa matriz del sistema de pago móvil Cash App.
“No lo veo como algo que me sacará de Brooklyn y me permitirá comprar una mansión de 2 millones de dólares en Texas”, dijo Regalado, consultora educativa y madre de un niño pequeño. “Pero si sucede, lo apoyo por completo”.
Solamente una pequeña minoría de la población de Estados Unidos tiene criptomonedas, pero su adopción aumentó durante la pandemia de la Covid-19 porque las tasas de interés bajas hicieron que pedir dinero prestado e invertir en activos de riesgo fuera más atractivo. Los precios alcanzaron su punto máximo en 2021, y una constelación de aplicaciones, casas de cambio e incluso máquinas de criptomonedas similares a los cajeros automáticos hicieron que comprar monedas digitales fuera fácil.
Pero las desventajas de las criptomonedas quedaron expuestas después de que los precios se desplomaran en 2022, hicieran desaparecer millones de dólares en inversiones y provocaran una cascada de quiebras y despidos en casas de cambio de criptomonedas, prestamistas y otras empresas.
Además de su volatilidad, las criptomonedas carecen de protecciones como el seguro de depósitos, ya que no están controladas por ninguna institución en particular. En gran medida carente de regulación, el sector es susceptible a estafas, piratería informática y fraude.
Las criptomonedas se basan en libros de contabilidad descentralizados (normalmente la así llamada cadena de bloques, blockchain, en inglés, un sistema en el que se lleva un registro de transacciones), que permiten efectuar transacciones entre pares sin intermediarios como un banco o un gobierno.