Por Fernando Díaz de León Cardona
La propuesta hecha por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para que sea en las elecciones intermedias el 5 de junio del 2021 y no esperar hasta marzo del 2022, cuando en la vía democrática se someta al escrutinio popular si se queda o se va, tiene sentido y es de la más enorme y trascendental importancia.
AMLO puso las cartas sobre la mesa y ha convocado a una respuesta de la oposición para que pronto se pronuncie si acepta o no, a que sea el año próximo cuando la Revocación del Mandato se someta a la voluntad popular. De aceptarse, la ruta sería presentar una iniciativa de reforma constitucional para ser analizada y en su caso aprobada o rechazada por el Congreso de la Unión.
El presidente ha tomado una decisión estratégica que se inscribe en lo complejo de la situación del país que está golpeando duramente a su gobierno y en especial a su imagen, pues en la opinión de observadores serios no ha existido un manejo adecuado de la crisis y entre más tiempo pase, corre el riesgo de un desgaste mayor y, justo por ello se asume como una propuesta acertada e inteligente.
En el mundo político y mediático de chilangolandia, la propuesta de AMLO tuvo reacciones y no se hicieron esperar. Los partidos opositores a la 4ª Transformación señalaron que ante la contingencia sanitaria y los problemas económicos que ha generado el Coronavirus, el presidente no puede ni debe estar abordando un tema electoral cuando debería estar concentrado en como enfrentar y salir de la crisis que vulnera duramente a los mexicanos.
Las posturas asumidas por los principales actores políticos, tanto como los posicionamientos y comentarios hechos por periodistas bien centaveados y gargantones de la CDMEX no dejan lugar a dudas. La confrontación y la polarización de la sociedad alcanza ya su máxima expresión y bien valdría la pena reflexionar lo siguiente:
¿Es viable o no el que el 5 de junio del año próximo el pueblo mexicano decida si AMLO se va o se queda? La propuesta que, – ya se dijo – no se reflejaría en el cruce de la boleta electoral, sino que en una tarjeta simple, a media carta, sin fotografía y depositada en urna separada, únicamente diría: “El presidente Andrés Manuel López Obrador debe continuar o renunciar? SI-NO. Y nada más.
La jugada de AMLO es ciertamente estratégica y tiene como fin no aplazar su inevitable y natural desgaste. La contraparte, sea la corriente conservadora o la chayotera, expone como máximo argumento, que, ante la caída en las preferencias de MORENA, el presidente López Obrador busca con su propuesta de Referéndum conservar la mayoría en las Cámaras.
Ambas posturas son altamente probables y consistentes, sin embargo, habría que preguntarse:
1.- ¿A qué le teme la oposición y los medios a su servicio?
2.- ¿Porque no tomarle la palabra al presidente?
3.- ¿Porque la oposición o el conservadurismo asume una posición tan elemental y, en lugar de explorar y aprovechar un campo de oportunidad para sacar de palacio a AMLO solo se concreta a señalar que es una propuesta coyuntural y oportunista?
4.- ¿Que acaso el PAN, que obtuvo en 2018, un total de 12’610,120 votos, o el PRI que logró 9’289,853 sufragios y El Bronco que alcanzó 2’961,732; y que en total suman 24’861,705 sufragios; más todos esos mexicanos que dicen los partidos haber recuperado y que no votaron en 2018, tanto como muchos otros que abiertamente se manifiestan y han dicho en las redes sociales no estar a favor del gobierno de la 4 Transformación; ¿no podrían conjuntar fuerzas o echar montón para que AMLO renuncie?
5.- ¿Por qué todos esos medios de comunicación con presencia nacional, cámaras industriales, grupos y organismos empresariales, partidos políticos de oposición, sindicatos o corrientes clericales que han sostenido una embestida brutal en contra del gobierno de AMLO, dudan ahora de que el 5 de junio pudiera ser una oportunidad única?
6.- ¿Acaso vacilan o los envuelve la incertidumbre de que su campaña sistemática de descalificación y desprestigio hacia el gobierno de AMLO no ha surtido el impacto y efecto que esperaban?
7.- ¿A que le temen? ¿A que la Coalición “Juntos Haremos Historia” les vuelva a repetir la dosis? ¿O que esas encuestas de Mitofsky que afirman que AMLO ha caído hasta en un 46 % en las preferencias o nivel de popularidad sea solo simulación o mentira?
8.- A que le apuesta la corriente neoliberal o conservadora? ¿A que fracase el gobierno de AMLO? ¿A qué se cometan errores y luego endosarle facturas?
De aquí al 5 de junio del 2021, muchas cosas pueden pasar. Para esas fechas el recuento de los daños, errores y aciertos cometidos por el gobierno de AMLO respecto a la epidemia del Coronavirus y su impacto en la economía, debieron haberse superado y pasado por el juicio severo e implacable de la sociedad, de tal manera que, ¿A que le temen? Ya se los insinuó AMLO ¡Eeentrenle cabrones!. Hasta pronto
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