De un par de semanas a la fecha, los cónclaves priistas y panistas, – o bien, esos raros concilios combinados a los que asisten políticos, exgobernadores, expresidentes municipales, empresarios, constructores, inversionistas inmobiliarios, dueños de medios, periodistas gargantones y uno que otro intelectual orgánico de pueblo, son cada vez más notorios y frecuentes.
Y es que no es para menos, son prácticamente razones de Estado las que los emplazan y los unen en torno a objetivos comunes. – Su angustia y preocupación por perder posiciones, espacios y privilegios es ya inocultable.
Todavía hace unas tres semanas, esos poderosos se mostraban optimistas y confiados en que la alianza ´´Sí por San Luis Potosí´´ no tendría contratiempo alguno en triunfar en las elecciones del próximo 6 de junio.
Gran error, porque la realidad político-electoral cambió y hoy su proyección es otra. Muchos se fueron con el engaño de encuestas cuchareadas y otros con sondeos tendenciosos que les despertaron falsas expectativas, resultados improbables y un escenario de aparente holgura en favor del candidato de la alianza PAN-PRI-PRD-PCP.
Desde principios de mayo, en los cuarteles de campaña de los candidatos de la coalición ´´Si por San Luis Potosí´´ y de MORENA, se enteraron de que Ricardo El Pollo Gallardo, efectivamente encabezaba las encuestas serias y que las posibilidades de triunfar el 6 de junio eran reales.
Por ello la urgencia de articular una estrategia integral para frenar y tratar de contener ese crecimiento y nivel de posicionamiento del candidato del PVEM-PT. Redes y medios informativos afines al proyecto conservador han jugado un papel relevante y estratégico.
A San Luis Potosí vino Ricardo Monreal, luego Carlos Loret de Mola, se nombraron Voceros pesados, después los visitó Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, las guerras sucias y las denuncias mutuas por la presunta compra de voluntades a través de tarjetas arreciaron al grado de alterar lo dicho este miércoles por el presidente López Obrador.
Sobre lo citado párrafos arriba, todos sabemos que las encuestas hechas y difundidas en esta campaña han sido instrumentos de propaganda. Excepto la recién procesada por el diario El Financiero que colocó a Gallardo como el puntero de la contienda, el resto tuvieron un propósito propagandístico.
Obviamente que todas, sin excepción son pagadas o a petición de parte por los directamente interesados, sin embargo, hay una medición en especial que desde luego también tiene un costo y es precisamente la que manda hacer el candidato o su equipo, – o bien, los partidos o el gobierno para saber ´´al chile´´ como es que verdaderamente andan los candidatos y las preferencias.
Cuando en Casa y en Palacio de Gobierno se enteraron de que la discreta, pero verdadera encuesta favorecía al Pollo Gallardo, empezaron las preocupaciones, comenzaron las frías sudoraciones, las angustias, los calambres, las diarreas y las urticarias. Los cónclaves y las caras largas presentes e identificadas son la mejor prueba de ello.
Fue así como se encendieron los focos rojos y se han accionado las alarmas. ¡Algo hay que hacer! Los telefonazos urgentes, los gritos y sobresaltos no se han hecho esperar desde el más alto círculo del poder aldeano. Pareciera que El Pollo ya inquietó a todos los Perpetuos en esta su entrada a San Garabato.
Es tanto el terror que sienten por el hecho de que este muchacho pueda ser el próximo gobernador, que harán los posible y lo imposible por impedirlo. Al Pollo, – ya lo señalamos, le jugarán chueco y a la mala buscarán derrotarlo, ya lo estamos viendo. Lo que no han medido, es que Gallardo trae una base social de apoyo demasiado amplia y dispuesta a defender el voto.
Hasta pronto
