Por “angas o por mangas” don Jalil murió,
no fue fácil que cayera al cajón,
pues siempre anda muy trabajador,
del hospital a su cantón.
A todo mundo ayudaba con amor,
él era un hombre de buen corazón!,
a chicos y grandes escuchaba,
y les daba más que un tostón!.
Pero un mal día don Jalil tropezó,
y en la caída la muñeca se fracturó,
La Flaca rápido le peló el diente,
para llevárselo de jalón al Panteón!
Don Jalil todavía mareado
se levantó y suavemente le dijo:
“Hoy es tu día de suerte Flaquita,
tu ven conmigo y te daré un apretón!”
Hoy feliz y contento camina don Jalil,
y no precisamente en el hospital,
sino en El Panteón, tronando huesitos
a toda Calaverita que llama a su portón.