Por: FERNANDO DIAZ DE LEON CARDONA
Cada sexenio, es común que una nueva administración le imprima su propio estilo y con Ricardo Gallardo no es la excepción, pues lo menos que ha dicho es que los trabajadores al servicio del estado son una bola de huevones.
Puede que en casos singulares Gallardo tanga razón, pero no puede generalizar, criminalizar, estigmatizar o agarrar parejo. En ningún país la burocracia goza de buena fama y en México menos, eso lo sabemos.
Ese elefante entumido al que tantas veces se ha referido el presidente de la República, no es sin embargo el único y gran responsable de los males y deficiencias de los gobiernos.
Nadie puede negar que con el paso de los años la plantilla laboral ha crecido escandalosamente, – hoy lo vemos en el Ayuntamiento de la capital, pero, no son los trabajadores los responsables de las nóminas obesas o abultadas.
Ellos simplemente ingresan porque sencillamente no tienen empleo o porque consideran que hicieron méritos suficientes en campaña para asumir una responsabilidad en la función pública.
Sin son de confianza, sindicalizados, por contrato o por honorarios, lo cierto es que son los funcionarios de primer nivel los responsables de inflar la plantilla, creando plazas o inventando otras.
Que hay burócratas marrulleros y mañosos los hay. Que hay empleados flojos y comodinos, también los hay. En todos lados. Nunca faltan aquellos que se niegan recoger una aguja porque dicen no ser costureros, pero son los menos.
El aparato gubernamental se mueve con ellos y sin que sean estrictamente indispensables hay trabajadores comprometidos y son necesarios para el desarrollo y cumplimiento de las acciones y programas gubernamentales.
Por otro lado, también habría que observar a los empleados de confianza que llegan en cada administración. No todos son garantía de un buen gobierno. Los hay corruptos, incapaces, abusivos, mediocres e indolentes.
Algunos se desgajan la cintura colocando a sus espaldas la fotografía de gobernador en turno, cuando lo que deberían poner es la foto de sus hijos para que la piensen dos veces antes de cometer una pendejada.
En todo lo anterior, evidentemente que los sindicatos no son responsables. Ellas, las organizaciones de trabajadores solamente asumen su papel y función reivindicatoria de los derechos laborales.
Ya si algún gobernador se muestra débil, complaciente o convenenciero concediendo lo que no es de él, pues tampoco es problema de las y los lideres sindicales que solo luchan por los legítimos intereses de los trabajadores.
ENTRE PARENTESIS
Si el video de un grupo delincuencial que circulo en redes sociales fue días antes o días después, es lo que menos importa. Al flamante vocero de la SSPE, Miguel Gallegos, se le olvida que el orden de los factores no altera el resultado. Los grupos criminales están presentes y pareciera que a nadie le preocupa que se muevan y actúen impunemente.
Hasta pronto
