DE FONDO
Fernando Díaz de León Cardona
Hace un año, a estas alturas, la presa de San José ya prácticamente estaba seca y, pese a la brutal sequía que padecimos por la ausencia de lluvias, el tema del agua lo supo administrar y resolver bien el presidente municipal, Enrique Galindo Ceballos.
Nada fue casual o fortuito, el trabajo realizado y la voluntad para salir adelante se logró, fracasando quienes buscaron politizar el suministro del agua. Este año, el Ayuntamiento de la capital logró un buen acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, CONAGUA para invertir de manera bipartita 100 millones de pesos.
Esta importante suma, será empleada en 16 proyectos hidráulicos prioritarios para la perforación de nuevos pozos, rehabilitación y equipamiento de algunos otros, para modernizar la infraestructura, así como los sistemas de potabilización del agua.
Si a esto se suma los amarres hechos por el gobernador del estado, José Ricardo Gallardo Cardona con la CONAGUA y se capitaliza la próxima visita de la presidenta Claudia Sheinbaum, lo más probable es que a San Luis Potosí le vaya bien y se resuelva de manera importante el abasto de agua en la zona metropolitana.
Esperemos que los gobernantes superen sus diferencias políticas para que la conjunción de esfuerzos y recursos financieros se traduzcan en un beneficio verdadero para miles de potosinos que por décadas han padecido la falta de agua.
ENTRE PARENTESIS
El golpeteo político en contra del alcalde Galindo es una realidad; está y estará presente hasta el 2027. El asunto de los parquímetros, hay que decirlo, debe reconocerse que son equipos ya obsoletos. Lo que no se dice, es que el Software que debió entregar el ex alcalde, Xavier Nava Palacios se hizo polvo, desapareció; lo que impide medir con precisión no solo el dinero captado, sino el comportamiento técnico y cronológico de los tiempos empleados.
Por otro lado, la famosa flotilla de vehículos del Ayuntamiento que fueron dados de baja, se hizo de manera oficiosa y maliciosa. Justo por ello existe ya una denuncia en contra de quienes o quienes resulten responsables.
Resulta evidente que por todo se quieren joder al alcalde, ¡total! “de la calumnia algo se quedará”.
Detenerle o retrasarle los recursos federales al municipio de la capital huele mal y ese es otro aspecto de la perversidad. Si a ello se suma la descalificación sistemática de las obras y acciones del gobierno capitalino, entonces estamos hablando no solo de una mala voluntad sino de una amplia y bien articulada estrategia que busca reducirle al alcalde sus posibilidades políticas.
En la elección del nuevo Pontífice, Robert Francis Prevost, el Diablo andaba metiendo su cola. Lo ideal hubiese sido que en la primera sesión y no hasta la cuarta, se eligiera al Papa. La señal que se hubiese enviado al mundo habría sido de fortaleza, consenso y unidad, pero no, no fue así, no obstante se impuso la corriente progresista sobre la tendencia conservadora, esa que habla de la moral como un dogma inquebrantable.
Hasta pronto