Por Leónidas Fernández
No solo es abominable sino extremadamente lamentable el asesinato de un repartidor de agua que contratado o no por el INTERAPAS perdió la vida por el simple hecho de que ya no le alcanzó a surtir el vital líquido a más domicilios.
No es literalmente la suma de un homicidio doloso más, no es solo que la estadística de asesinatos se incremente; la terrible realidad es que este crimen tuvo su origen en un problema no resuelto por autoridad alguna, del nivel que sea, – es decir, por la falta de agua.
Hace muchos años, cuando las instalaciones de una secundaria federal fueron tomadas por los estudiantes; una, por la expulsión injustificada de uno de sus alumnos y otra por haberle encontrado a otro un lapicero con imágenes pornográficas, el gobernador de aquel entonces, Antonio Rocha Cordero no le escurrió al bulto.
Rocha Cordero, – recuerdo, dijo textualmente con el carisma que le era característico: “Efectivamente señor director. la ETI 57 es una institución educativa que depende del sistema federal, solo que está dentro de un estado que yo gobierno y por lo tanto debo exigir a la Dirección General de Educación Tecnológica DGETI que intervenga y resuelva”, lo hizo y se arregló.
José Guadalupe Torres Sánchez, actual secretario General de Gobierno, ha dicho que pareciera que el municipio gobernado por Enrique Galindo Ceballos, “nada de a muertito” ante el grave problema de escasez de agua”, y, para colmo, el titular del INTERAPAS dice abrigar la esperanza de que EL Realito no vuelva a fallar, sea por Dios.
Desde el ángulo que se quiera ver, al artero asesinato del conductor de la pipa para el surtimiento del agua, tuvo su origen en principio por la falta del vital líquido que día con día se agudiza, pero también es cierto que fue la ausencia de planeación del municipio y el INTERAPAS.
La improvisación, el negocio redondo que deja la renta de pipas y el hartazgo social por la carencia de agua, se suma a ese proceso de descomposición que vive San Luis Potosí, fractura y desprendimiento de un tejido social en el que ninguna autoridad, de cualquier nivel puede deslindarse y menos “nadar de muertito”.
El agua, todo mundo lo sabemos, es un negocio redondo y es estratégica. En Soledad de Graciano Sánchez se han matado por las aguas negras, y en la capital se siguen desgarrando las vestiduras por el control de Aguas del Poniente en manos de particulares. Ahora bien, si ante el hecho registrado este domingo nadie pone orden y solución, pues entonces estamos jodidos.
ENTRE SOMBRAS
DESPUÉS DE LA EXPULSIÓN DEL PRI del exgobernador Quirino Ordaz, esto por haber aceptado de la 4T la Embajada de México en España, no dudemos que el siguiente diplomático que sea sometido ante la Comisión de Justicia Partidaria sea el potosino Carlos Jiménez Macias, actual ministro para Asuntos Políticos en esa representación diplomática. Sin problema alguno, Carlos sería bien recibido en el Movimiento Ciudadano, según lo llegó a confesar.
Hasta pronto
