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“Habemus Candidatum”

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jueves, abril 25, 2024

 

Fernando Díaz León Cardona

En cualquier momento, en algún sitio de chilangolandia, pronto saldrá humo blanco y entonces veremos ante las cámaras al líder nacional de MORENA, Mario Delgado, anunciando oficial y formalmente quien será el candidato a la gubernatura por San Luis Potosí que contenderá en las elecciones de junio próximo. Finalmente fueron 12 los aspirantes registrados, pero en política como en aritmética el 1 es el 1, no hay de otra.

De todos los inscritos, solamente dos intentaron presentar algún boceto de cuál sería su propósito de gobernar sin que ello configure un programa integral de gobierno. Antonio Lorca Valle fue el primero en delinear los que serían sus objetivos generales de gobierno, aunque siendo honestos, pareció mas bien una propuesta para dirigir los destinos de la capital potosina y no del estado.

Hasta ahora, la propuesta más completa la ha planteado en distintos espacios el magistrado con licencia Juan Ramiro Robledo Ruíz, a quien se le considera como el aspirante más serio y con mayores posibilidades de alcanzar la nominación por virtud de su honestidad demostrada, amplia trayectoria en el ejercicio político y en la administración pública.

Leonel Serrato, tuvo la oportunidad de presentar su atractivo político, lamentablemente el enfoque de sus entrevistas predominó la crítica, la burla y la condena hacia sus oponentes internos y externos. Serrato Sánchez, – es cierto, tiene la pericia del lenguaje, pero, lo único que logró reflejar con su postura, fue la de una personalidad que circunscribe su concepción de gobierno a un ánimo de venganza y ajuste de cuentas en contra de quienes considera son impresentables o enemigos de la Cuarta Transformación.

En contraste con el resto de los aspirantes a la candidatura por MORENA, Juan Ramiro Robledo, se presentó como un hombre juicioso y de equilibrios que define su experiencia y oficio político. Al hablar de las relaciones de poder, se mostró prudente, cauteloso; no señaló ni particularizó; no ofendió ni amedrentó, pero dejó en claro que trazaría esa siempre línea que debería existir entre el poder económico y el poder público.

Esto desde luego que es sano y ello no significa ni augura la confrontación o el rompimiento de entidades que necesariamente deben sentarse y entenderse, coexistir y sobrevivir. Ya en otra ocasión, habíamos expresado que Robledo Ruiz representa el justo medio de lo que San Luis Potosí necesita, pero creo que debería tener mucho cuidado en esa concepción o idea de conducir la Cuarta Transformación; – porque, eso de hacerlo “a la potosina”, pues está medio cabrón, sobre todo porque en esta aldea siempre se ha impuesto eso que algunos mamonamente llaman “potosinidad”.

Mientras que las dirigencias y precandidatos de la coalición “Si Por San Luis” conformada por el PAN-PRI-PRD-PCP han establecido que de ninguna manera debe instalarse la Cuarta Transformación, argumentando principalmente el riesgo de ingresar al autoritarismo, Juan Ramiro Robledo, es un convencido de que toda esa población que aprueba y simpatiza con el presidente AMLO es la única corriente que representa un proyecto alternativo de Nación, – esta plataforma existe, es real y no está solamente en MORENA sino en algunos otros espacios, partidos y corrientes políticas afines a las líneas centrales.

Indudablemente que, si Juan Ramiro Robledo resulta ser el candidato de MORENA, enfrentará viejos vicios e inercias peligrosas que se oponen al cambio. De los 12 aspirantes, Robledo Ruíz, es en nuestra opinión quien tiene una interpretación puntual de la Cuarta Transformación, pero tendrá que entender que esas resistencias podrían traducirse en topar contra un sólido muro que bien podría configurarse o entenderse como una elección de Estado.

Eso, creo que lo tiene muy claro JRR y, si algo le favorece en su propósito de gobernar, es que tiene una visión y una irrefutable percepción de lo que se tiene que hacer para revertir los escenarios de injusticia social y para transitar hacia un mejor estado de bienestar para los potosinos.

Por lo pronto, ya dijo el propio Juan Ramiro, que, “un gobernador debe ser como un prefecto social”, y sí, es algo así como aquellos prefectos que muchos conocimos en la escuela secundaria y que con paso del tiempo “aquellos que ni en cuenta los tomaban o que tanto los odiaban hasta los llegaron querer”.

Nos leemos pronto

 

 

 

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