DE FONDO
Fernando Díaz de León Cardona
Cuando el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, planteó la posibilidad de reimplantar el Convoy Policiaco para contribuir y frenar en buena medida la delincuencia desenfrenada, no se equivocó. La iniciativa del mandatario es buena, es urgente, necesaria e imprescindible para devolverle a la población la tranquilidad perdida.
Obviamente que no faltaron los que de inmediato brincaron para cuestionar y negarse a una medida que, si se organiza y se lleva a cabo sin excesos, con atingencia y pulcritud institucional vendrá a beneficiar a miles de habitantes que día tras día viven aterrorizados o de que son víctimas de pandilleros, asaltantes o malandros que se despiertan y se levantan a ver a quien se joden.
Desde luego que los presuntos defensores de los derechos de las personas y la propia Comisión Estatal de Derechos Humanos CEDH, pusieron el grito en el cielo como es su costumbre. De alguna manera tienen que defender y justificar su chamba y hacer parecer que hasta se preocupan y trabajan por la ciudadanía.
Para ellos, los derechos humanos son aquellos que no violan las garantías o la dignidad de los delincuentes, de todos esos que asaltan, roban, atracan a mano armada, lo bajan y lo despojan de sus pertenencias le quitan su vehículo, incluso hasta de la vida. ¡Pobrecitos, es que ellos tienen derechos!, los demás, la ciudadanía, usted y yo que se jodan.
¡Es que los van a detener y los van a rapar!, se quejan. Por supuesto que nunca faltarán padres o madres de familia que se indignen y se molesten por la detención de sus angelitos que tienen como modus vivendi la vagancia, la drogadicción y las acciones que van en contra de ciudadanos pacíficos.
De que el regreso del Convoy es sano para la ciudadanía, claro que es y es necesario. Si a ello se suma un esfuerzo adicional para echarles el guante a los propietarios de antros, tendajones o tienditas que son auténticos centros de venta y distribución de estupefacientes, pues sería lo ideal para bajarle en algo al narcomenudeo.
En mi opinión, insisto, el Convoy es urgente y debe implementarse y, en cuanto a los falsos defensores de las personas y la Comisión Estatal de Derechos Humanos CEDH, ya es tiempo de que entiendan que no pueden seguir simulando o actuando como hermanos de la caridad defendiendo a tanto delincuente cuando ya nadie soporta ni aguanta la ola de inseguridad que se ha desatado por todos los rumbos de la ciudad y en sus municipios.
El gobernador está a tiempo de actuar y asumir medidas enérgicas. Si no lo hace, correremos el riesgo de estar muy pronto y al parejo de entidades como Zacatecas, Michoacán, Colima, Tamaulipas y Guanajuato, entre otras. De que son decisiones duras y drásticas pues sí, sí lo son, pero si no se hace a tiempo entonces no nos quejemos.
Yo apuesto doble contra sencillo que si Gallardo consulta a la ciudadanía para que regrese el Convoy, tengo la certeza de que tendrá el apoyo de la gran mayoría de la sociedad. Lo digo con plena conciencia para que luego no ocurra lo que esta sucediendo en otras partes como en Zacatecas, cuya entidad vecina no frenan los homicidios dolosos, los robos, los secuestros, los atracos o los feminicidios.
En la entidad vecina, hay que verlo para decirlo; se vive una peculiar y “rara normalidad”. En un par de días, – por ejemplo, entre domingo y lunes, se registraron simultáneamente varios homicidios contra policías y ciudadanos en mero Zacatecas, en Fresnillo, en Guadalupe y en Calera; y, en el tramo Fresnillo-Jerez se registró un terrorífico narco bloqueo, – no obstante, por la noche, en el centro de la capital zacatecana, miles de ciudadanos y turistas paseaban como queriendo decir: “en este pueblo no pasa nada”.
En medio de esa “rara normalidad”, y previo a la Navidad, miles de paseantes que cruzaban el centro de Zacatecas “ahora Patrimonio de la Des humanidad”, disfrutaron del gran escenario de sus luces, pasarelas y callejoneadas. “Y Es que para su gobierno en este pueblo no pasa nada”.
Mientras, ya entrada la noche, el gobernador David Monreal, atendía los reclamos de una familia que le habían acribillado a su niño.
Con una leyenda en la fachada principal del Palacio de Gobierno que decía: “Narcoestado…Justicia”, llegó el Senador Ricardo Monreal Ávila a su natal Plateros para pedirle “no” a su hermano el gobernador, sino al Santo Niño de Atocha el milagro para devolverle a Zacatecas la paz y la seguridad reclamada.
No se hizo un recuento del desmadre que han dejado los Monreal cuando han gobernado, eso sí, solo se hinco y colocó su retablo como buen farsante para pedirle al Santito, no así al gobierno, que la paz regrese a Zacatecas. Aparte de mamón, Monreal salió payaso.
Hasta pronto






