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¡Cuánta urgencia y desesperación! ¡Dios mío!

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miércoles, abril 24, 2024

Toda estrategia de una campaña político-electoral necesariamente debe contemplar, cruzar y superar con obstáculos, tres etapas, – es decir, el antes el durante y el después. De lo que se haga o se deje de hacer dependerá el éxito o el fracaso de un partido y sus candidatos. Eso cualquier coordinador de comunicación social o de campaña lo sabe, o creo debería saberlo.

En el caso específico de la campaña que realizo el ya gobernador electo, José Ricardo Gallardo Cardona, estoy convencido de que la etapa previa fue intensa, penetrante, sin descanso, convincente y consistente. La segunda, la hizo con una gran capacidad de convocatoria y movilización, con un discurso fresco y con una oferta política clara, precisa y contundente, su estrategia de medios y en redes sociales fue impecable, no hubo errores.

En mi modesta opinión, la tercera etapa suele ser la más crítica, la más difícil y compleja. El proceso de legitimación debe ser debidamente planeado y cuidadoso. La legitimidad del triunfo no puede soportarse únicamente en hechos circunstanciales o coyunturales, sino que tiene que desplegarse una estrategia escrupulosamente articulada y homogénea. Nada, absolutamente nada se puede dejar suelto o a la inercia de un resultado.

Para Ricardo Gallardo y su equipo, seguramente esta fase tres ha sido la más difícil de lidiar pero están a tiempo. Pese a la resolución del Pleno del Consejo General del INE, en el sentido de haber rechazado los supuestos del exceso en los gastos de campaña; criterio que contundentemente desecha la posibilidad de anular la elección, sus adversarios insistirán en llevar hasta la última instancia legal su impugnación para tratar de lograr su objetivo, y si no, por lo menos distraerlo durante todo el tiempo previo a su toma de protesta.

Para los oponentes a Gallardo, resultaba evidente que su gran apuesta era la sanción que el INE le impondría por haber supuestamente rebasado el tope de gastos de campaña, pero como esto no ocurrió, no se sustentó ni se demostró, pues entonces a morderse uno y la mitad del otro, ya que el resto de los argumentos que presenten ante el TEPJF estarán cojos, serán irrelevantes y serán inconsistentes, de tal suerte que la intención de anular los comicios por presuntamente gastar de más, solo quedará en eso.

En ese escenario, creo que Octavio Pedroza debería calibrar muy bien su pretensión de llevar ante el Tribunal Federal Electoral su impugnación, pues si el INE ya determinó que no existió el rebase de gastos en la campaña de Gallardo Cardona; argumento y apuesta central de su controversia, Pedroza Gaitán, estaría abriendo una puerta peligrosa en la que podría encontrar muchas cosas, menos clemencia ni compasión para los actores que impulsaron y respaldaron esa decisión, incluyendo a su hermano al que sin duda le revisarán con lupa cada factura, cada ingreso y cada egreso, allá él.

ENTRE PARENTESIS

Sorprende la urgencia y desesperación de algunas figuras que pretenden reaparecer, alzar la voz y hacerse presentes en el ánimo de Ricardo Gallardo. Sobre todo, después de la tempestad. En los momentos de crisis callaron, se ocultaron, se alejaron y se cuidaron y, ahora que El Pollo se enfila rumbo a Palacio de Gobierno, ya le descubrieron todas sus virtudes. En fin.

Gallardo Cardona debe tener mucho cuidado en quien o quienes se le acercan para tratar de seducirlo. Algunos solo son busca chambas, pero hay otros que se le han arrimado y tratan de colarse solo para lograr proteger sus turbios negocios y privilegios de los que gozaron durante años con los gobiernos del PAN y el PRI.

Con esto no quiero decir que Gallardo no deba tener apertura o que asuma una posición sectaria y se aísle, – para nada, pero la inclusión de la que algunos hablan, – y que todos sabemos de qué se trata, debe ser para quienes se la jugaron y se comprometieron desde el antes, en el durante y en el después.

Es obvio que la campaña generó compromisos y que la administración pública debe presentar nuevos rostros. La inclusión y el apoyo de gentes, partidos, corrientes y sectores específicos, desde luego que deberán ser tomados en cuenta, solo que, sin presiones y sin agandalles, simplemente porque quien trae las canicas y bien clarita la agenda es justamente Ricardo, nadie más.

Hasta pronto

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