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Al gobierno le faltan huevos

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jueves, marzo 28, 2024

No fue un poema de amor ni una canción desesperada, pero lo que informó este domingo el titular de la Secretaría de Salud en el estado, Miguel Ángel Lutzow, es alarmante y profundamente preocupante. Su voz entrecortada no refleja esperanza, sino desaliento, coraje y desconcierto, y tiene razón.

San Luis Potosí, entró literalmente en alerta máxima por el aumento incontenible de contagios por Coronavirus. ´´Hoy estamos ya prácticamente en semáforo rojo´´ y el funcionario pide a la sociedad, a los empresarios y a los medios de comunicación, sumarse para contener, detener o frenar esta ola inédita de contagios. ´´ Nosotros le tomamos la palabra y le entramos.

Durante la semana que termina, se han registrado en promedio, 850 infectados diarios. Este domingo, se contabilizaron 932 y el número de muertes es de entre 8 y 10 por día. Son Fallecimientos que no han respetado edad, sexo o condición social, el virus está agarrando parejo y es algo que ya veíamos venir, sin embargo, poco o nada hicimos para impedirlo.

El aumento de contagios está propiciando la sobredemanda de servicios y por consecuencia la saturación de los hospitales públicos y privados. Los ventiladores o respiradores artificiales están resultando insuficientes, tanto como la cantidad de camas y médicos disponibles para enfrentar la pandemia. Yo no se que cabrones vamos a hacer cuando todos los hospitales estén llenos.

Lo único que se nos pidió fue cuidarnos, usar cubrebocas, guardar nuestra distancia y resguardarnos en nuestras casas, pero ni de eso fuimos capaces de hacer como sociedad. Que tristeza en verdad. Esa irresponsabilidad colectiva conllevará seguramente a que nos atiendan en pasillos, en lugares inapropiados, sin médicos y equipos suficientes para salvar nuestra vida. Otros, tendremos que resignarnos a morir en casa.

En mi opinión, la tercera ola se ha complicado por la irresponsabilidad social inconmensurable y por la falta de huevos que han mostrado las autoridades del gobierno en sus tres niveles. El federal dirá que cumple con su chamba de vacunar a la población y que ha reducido la mortalidad, es cierto, pero la famosa reconversión hospitalaria y el apoyo ofrecido no ha llegado como debiera ser.

A la población le vale madre si estamos en semáforo verde, amarillo, naranja o rojo. La vida social sigue inalterable. Las fiestas particulares, las reuniones entre cuates o parejas, los eventos sociales masivos, viajes,  parajes turísticos y los reventones de jóvenes son cotidianos, recurrentes e intocables. Cada cual hace lo que le da su rechingada gana y no hay poder humano que controle este desenfreno.

El gobernador del estado, el Secretario de Gobierno, el Director de Gobernación, el Director de Protección Civil, el Secretario de Seguridad y el Director de la Policía Metropolitana pareciera que están entumidos, permanecen inmóviles y contemplativos ante el desorden social que está generando el incremento alarmante y despiadado de contagios.

La movilidad sigue imparable, los antros permanecen abiertos y llenos de jóvenes destrampados o enajenados, las plazas públicas lucen repletas de gente, las plazas y centros comerciales siguen funcionando sin las más elementales medidas de sanidad o sin el control del ingreso. El transporte público, – igual, funciona como si no estuviéramos frente a una catástrofe sanitaria. Todos siguen catatónicos ante el resultado electoral del 6 de junio.

En el gobierno municipal están peor. El alcalde, los responsables de Comercio, Protección Civil y de la Policía Municipal, andan más compungidos por su salida, ordenando el cochinero que dejan, – desbocados, extorsionando antros, establecimientos, empresas y automovilistas que asumir su estricta responsabilidad de prevenir, controlar, suspender y sancionar a quienes violan las disposiciones sanitarias, de comercio y de protección a la ciudadanía.

Haber regresado al semáforo rojo, significa que ya se chingo el asunto. Aquí es donde los empresarios, los dueños de negocios o de comercios y el gobierno estatal y el municipal deben atorarle.

Por supuesto que parar o suspender parcial o totalmente la actividad económica no esencial no es nada sencillo, no es una decisión fácil, y para atreverse a hacerlo se requieren huevos, sin embargo, – nadie, absolutamente nadie debe o debería respingar u oponerse porque advertidos estábamos, ¿o no?.

Hasta pronto

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