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Trazos y Sombras

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jueves, marzo 28, 2024

La vida política de San Luis Potosí se ha enrarecido y, en algunos casos, los actores o esa especie de interlocutores que se encubren con el manto de la libre expresión la han denigrado y prostituido. En pocos meses, hay que decirlo, han sucedido acontecimientos lamentables que nadie justifica pero que en esencia revelan la existencia y el trasfondo de una verdadera ecuación en la que muchos son parte y suerte principal.

Hoy por hoy, se registran hechos a los que se les otorga y se les privilegia concediéndoles tratamientos de escándalo; trazan y exhiben lo que desde las sombras se trama o se conspira, pero todo, al final del día se concatena y se relaciona como algo mismo de esa descomposición que infiere intencionalidades claras desde la oculta perversión.

Que yo recuerde, desde hace muchos años, las cruentas batallas entre partidos políticos, grupos o corrientes locales que pretendían alcanzar el poder o que se resistían a perderlo no se registraban tan despiadadas como hoy groseramente algunos buscan renacer, inspirados en ese aliento trasnochado del recuerdo y con el descaro del financiamiento oficial.

El papel que han jugado algunos medios de comunicación, algunos importantes y otros insignificantes, tiende en algunos casos a ensanchar más la brecha de una discordia alimentada por odios a veces inexistentes, excepción hecha por aquellos rencores que han visto cancelados o disminuidos sus negocios, sus proyectos políticos personales o de grupo.

En el engranaje que se lubrica para descarrilar un proyecto político distinto a sus fines, es evidente la desesperación con la que actúan los grupos de poder, y las catervas de interés y de presión. Su propia deformación política los ha llevado a cometer burdos errores, porque en la realidad práctica nada ha permeado en esa sociedad civil que se mantiene intacta en el San Luis profundo que conocemos, en ese colectivo que todavía no sale a las calles, el que paga impuestos y define una elección, esa sociedad no se ha expresado.

Lo que se mueve y estamos viendo, son esos intereses que han estrangulado a San Luis Potosí por años, y que nuevamente pretenden secuestrar al estado. Hoy esos intereses están representados por personajes del mundillo político que intentan proclamarse como poseedores de la verdad, simpatizantes o herederos de una lucha social que dividió a los potosinos en dignos e indignos.

En trincheras paralelas pero de la mano y con el mismo fin, otros grupúsculos han admitido públicamente que su trabajo ha consistido en asumir el papel de mercenarios para actuar como grupos de choque. Los vimos en las sesiones del Congreso, aquí y en Ciudad Valles, con la siempre satisfacción del beneficio a cambio de algo que se conspiró y se operó desde las entrañas mismas del poder público, político y privado.

El escenario que se vive tiene un propósito claro: Desbarrancar un proyecto político progresista y arrebatar espacios al costo que sea, es el objetivo que los redentores persiguen; no importa el que San Luis Potosí vuelva a sumergirse en la confrontación y el atraso que provocaron los conflictos sociales que renacieron en la década de los 90s y que hoy nuevamente se intentan impulsar desde una decrépita y mediocre intelectualidad que pretende renacer y que utilizó a personajes serios para venir al Colegio de San Luis para engordar los caldos de otros.

Es verdad que mucho de lo que sucede, se dice y se hace tiene una causa y un origen. La integración de un llamado Frente Ciudadano Anti-Corrupción conformado por emisarios del pasado, por agrupaciones mercenarias y líderes que actúan como fuerza de choque son solo extensión de todos esos propósitos perversos.

La crítica permanente a través del uso faccioso y la manipulación de medios y redes sociales, tiene una bien estructurada agenda política de destrucción en la que claramente se observa que no son expresiones auténticas sino ramificaciones y consignas que cumplen las voces ejecutoras de toda una estrategia planeada y articulada, orientada a debilitar a una opción política distinta a ellos, es decir, a los Gallardistas.

Con el permiso, a espaldas o con el disimulo del gobernador, en ese paralelismo de destrucción orquestado o permitido desde la acción política de la esfera gubernamental, están presentes personajes que han promovido, alentado y financiado expresiones mercenarias con el único fin de agitar, dañar, estorbar, distraer y tratar de debilitar al oponente.

Primero fue la coyuntura y el pretexto del caso Panavi, luego le siguió el tema de la ya trillada y aburrida escaramuza tramada para que al último cayera en la trampa un solo roedor y el tema se prestara a que se sobre-difundieran presuntos actos de corrupción en la revisión y aprobación de las cuentas públicas del gobierno estatal, de los organismos descentralizados y los municipios.

Después vino la eliminación del Fuero y la organización de Paneles donde personajes reconocidos como Juan Ramón de la Fuente, Emilio Álvarez de Icaza y José Antonio Crespo, fueron vilmente utilizados por una institución pública como el Colegio de San Luis para venir hablar de los retos de la democracia pero con la vertiente y evidente intención de enredarlos y meterlos en esa alimentación de odios y ambiciones que se traducen en la antropofagia política reflejada en medios y redes.

¿Qué sigue?: Estos grupos aprovechan ya la coyuntura y apuntan hacia la Auditoría Superior del Estado para rascarle a las cuentas públicas para ver que le encuentran o le inventan a su adversario, la intención será golpear. Sin contemplación alguna especularán, manipularán a informadores e insistirán en disminuir a su adversario, Sienten que solo así podrán competir, pero ignoran tal vez, que en la conspiración fraguada involucraron ya a varios ex gobernadores, incluyendo al actual, ya lo verán.

Fernando Díaz de León Cardona

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