19 C
San Luis Potosí
spot_img

El Chiquilín le ruge Al Tigre

spot_img

Entérate

Últimas Noticias

miércoles, abril 24, 2024

 

Desnudar Al Tigre: Juan José Rodríguez Medina,
cacique del periodismo político de San Luis Potosí.

Por Rafael Aguilar Fuentes

Capítulo Primero

Estas líneas no deben considerarse como un instructivo literal: desnudar a un tigre es, asaz de peligroso, estúpido; más aún cuando se trata de un tigre de papel periódico de cuyas afiladas garras fluye la tinta sangre del corazón de sus víctimas: políticos, jueces, personajes, líderes y, en el colmo de la autofagia, otros periodistas.

Nada escapa a la visión corrupta y corruptora de un tigre que ha medrado en las selvas del oprobio desde hace décadas, aprovechando sus perversos talentos y su talante autoritario tan del gusto de sus patrones que son, paradójicamente, sus leales y juguetonas mascotas -aunque ellos creen ser sus amos, sus domadores: “El Tigre escribe lo que yo le ordeno”, dice uno de sus ex gobernadores asesorados, y ríe con decrépita demencia como un presentador circense en sus ya muy lejanas oficinas al borde del olvido y de la ciudad.

Enemigo feroz de sus críticos, cómplice voraz de sus patrocinadores, padrino perverso de otros periodistas hechos a su imagen, semejanza y gustos por el dinero, Juan José Rodríguez es de esos intelectuales que se saben superiores por el hecho de pensar más rápido que los demás, de tener siempre una respuesta irónica, de manipular la conversación y la mente de sus interlocutores. “Un farsante de fortuna mal habida”, dicen otros periodistas, “con un oscuro historial de abusos de poder cometidos al cobijo de los medios de comunicación que le han abierto las puertas”. Sin embargo todos coinciden: ha construido un mito de temible entre quienes lo leen y lo escuchan, dada la propia deficiencia intelectual de estos últimos.

Dada su enorme capacidad de traficar información y corromper consciencias, JJRM logró ser respetado dentro y fuera del ambiente político y periodístico de San Luis Potosí, y se convirtió en el periodista que más provecho le ha sacado a la clase política potosina, enriqueciéndose muy por encima de personajes como Marco Antonio Flores Téllez (dueño de “El Express”) y Rodrigo Villasana López (dueño de “El Heraldo”).

Durante cuarenta años, JJRM ha sido cercanísimo a los poderosos de todos los niveles, esferas, dentro de todas las instituciones. Su poder: saber sacar la más maloliente información privada de sus socios y adversarios. Déspota, cruel con amigos y enemigos, acostumbrado al chantaje de instituciones y empresas para favorecer sus ambiciones económicas (vacío de espíritu como es, al fin y al cabo), es un maestro de la difamación. Incluso, temo que encuentre esta opinión como cándida.

Si bien es cierto que tiene las tablas de un periodista profesional, y que por ello cobra lo que quiere donde quiere, también es cierto que su voracidad no tiene límites: Treinta concesiones de taxis, agiotista profesional de abultado capital monetario, “cobrón” de dependencias como la SEGE, Asesor Privado de Secretarios de Estado, Diputados, Senadores y hasta del Gobernador, se dice que El Tigre sueña dinero, come dinero, caga dinero, y nada en sus propios deshechos.

Extrañamente está promoviendo a la insulsa de Beatriz Benavente como diputada plurinominal y también asesorando a la prácticamente inexistente política de Cecilia González Gordoa, Advierto: si su molestia es que con Gallardo no ha podido hacer lo mismo que con los demás, es porque Gallardo no se ha dejado hipnotizar por sus encantos, ni ha permitido que le meta mano a las finanzas públicas del Ayuntamiento de la Capital. De ahí las respuestas calumniosas a las negativas del Presidente Municipal en ser parte de sus negocios.

Narrar o reseñar las anécdotas y marranadas de este talentoso bufón de siete cortes es una tarea larga, incluso peligrosa: Recordar que hace 45 años su madre vendía enchiladas en nuestro querido Barrio de San Sebastián le resulta altamente doloroso, pues esa es la razón por la que quedó truncada su aspiración de convertirse en abogado. Por ello su propia madre narraba, con lágrimas en los ojos, que su hijo la corría de los medios en que este se afanaba en sacar una nota bien escrita cuando era joven, avergonzado de su humilde madre y su honrado oficio de vendedora de enchiladas, su vestimenta sucia, su cara demacrada. Eso que nunca olvidó su madre, él lo quiso dejar en el olvido; aunque todos recuerdan que quien terminó olvidada por él, por su soberbia, su egoísmo, fue ella, quien a pesar de la riqueza de su hijo nunca salió de la pobreza.

JJRM es también recordado por ser el autor de la trama novelescamente corrupta de la obra pública del ex Gobernador Leopoldino Ortíz Santos, con el patrocinio del naciente periódico Pulso como instrumento del poder político. Aprovechando la investigación del periodista Juan Pablo Moreno, JJRM inició el chantaje del entonces gobernador con el argumento de que dicha investigación llegaría a oídos del mismísimo Presidente de la República. Leopoldino no tuvo más opción que abrirle las puertas de la tesorería del Estado a su nuevo “aliado”, e incluirlo en la vida pública del Estado, cuando supo que sus ambiciones eran mal vistas por la familia Valladares (según los propios dichos de El Tigre).

Tras esa provechosa aventura, JJRM ayudó a armar un expediente fiscal para que encarcelaran a Rodrigo Villasana López, uno de sus competidores en el mercado del chantaje periodístico. Y de ahí dio el golpe de carambola de tres bandas hacia la asociación con personajes como Horacio Sánchez Unzueta y Fernando Silva Nieto, quienes operaban desde las entrañas del gobierno del Estado su ascenso al Poder, y lo vieron como un Asesor infalible. Al mismo tiempo, y para incrementar su riqueza, El Tigre se hizo “socio forzoso” de Rafael Payán Latuff, cuando a principios de los noventas la Señora Baudelia Coussin de Payán lo acusó de haberla amenazado con la muerte de sus hijos Ernesto y Rafael,

Dada una supuesta deuda que el difunto marido de la Señora Baudelia adquirió con el agiotista Rodríguez Medina, quien al día siguiente del sepelio de don Rafael, tomó el teléfono y dijo: “Qué cree, Señora: Soñé que a sus hijos los mataban allá por el cerro de la Corona, y los torturaban muy feo. Si usted no me paga lo que me quedó a deber su marido, pues yo creo que ese sueño se va a hacer realidad”. Desesperada, en tres meses de angustia y llanto, la Señora Baudelia pagó capital e intereses sobre intereses de la supuesta deuda; en tanto que el “periodista” se hizo de sus primeras diez concesiones de taxis con ese recurso mal habido.

Expandiendo sus redes de poder, corrupción e influencia con sus pares, JJRM incrustó a su hija Amaranta Rodríguez en la nómina universitaria, presionando a Mario García Valdez cuando este apenas sí sabía cómo se escribía la frase “Rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí”; e incluso cuando este sujeto fue Presidente Municipal, su temor hacia El Tigre quedó manifiesto al “tener” que acomodar a parientes, amigos, periodistas de Pulso y demás yerba mala en la nómina del Ayuntamiento.

Hoy se llenan la boca diciendo que el actual Ayuntamiento es “cuna del nepotismo” cuando en sus tiempos, no era nepotismo sino una verdadera orgía incestuosa lo que se vivía en las arcas capitalinas. Cuando el pobre Rector del Villar quiso echar fuera a la hija del atigrado periodista, bastó a este último blandir la pluma y agitar un expediente de la obra pública de la Universidad, entregado por el ex Rector, para que el nuevo titular de la Rectoría doblara las manos.

En voz baja, el híbrido de tigre, zorro y cerdo del periodismo potosino, se da ínfulas de Rasputín cuando le mencionan el nombre de Pablo Valladares, quien dejó de darle un sueldo fijo y pagar sólo sus colaboraciones, por lo que JJRM, como suele decirse, no lo baja de pendejo. Dicha postura la ilustra la siguiente escena: ante la publicación de una fotografía del propio jefe Valladares sosteniendo una llave Stilson, el rayado comentó: “Esa es la llave de los pendejos. Con esa no se equivocan de medida”. Pablo, sin dejar de verlo como una rémora de los negocios de su padre y su hermano mayor con el poder, le devolvió la cortesía mandándolo a cobrar la liquidación de sus treinta concesiones de taxis y yendo a amenazar a sus víctimas del agio durante varios años. Ahí sí, el poder del felino se le hizo del tamaño de un gatito. Suertudo hasta en salud, superó el infarto que le produjo saberse fuera de la jugada del poder, después de tantos años de comer, beber, fumar y gastar a costa de los potosinos.

En lo personal no tengo nada en contra de sus modos y oficios, ciertamente; pero como tampoco soy de su gracia, me parece adecuado recordar un evento entre JJRM y quien esto escribe: en 2009 dedicó una de sus columnas a un servidor, relatando cómo se había hecho justicia ante el Tribunal Federal Electoral al ganar un pleito cuya sentencia fue objeto de las adulaciones del periodista de siete vidas, en aras de insultar, denostar y humillar  al corruptito Rodolfo Aguilar Gallegos, entonces Presidente del Consejo Estatal Electoral de San Luis Potosí, y de ufanarse de no haber sido elegido por la dirigencia del PRI (en manos de Adolfo Micalco y Jorge Arreola) para asesorarlos en el caso. Mea culpa, le llamé directamente a su teléfono celular de lujo, a través del cual dijo lo siguiente: ¡A mí no me andes llamando a mi celular particular! Quién chingados te lo dio. Una cosa es que me interese temporalmente el asunto electoral, y otra que me llames a mi teléfono celular”, y colgó.

El muy hipócrita se dice defensor de las buenas costumbres, paladín de la honestidad, enemigo de la corrupción; pero en su conjunto, su historia personal representa todo eso, y más. Su conducta, su persona, su propia apariencia, es la de un demonio, más que de un félido. Por eso esta es la primer entrega de una serie de comentarios en torno a su oscura figura, la cual, seguramente, no merecería más líneas; pero dado que su atrevimiento de insultar a un liderazgo que no le ha querido seguir el juego es una obsesión en su enferma persona, resulta indispensable responder puntualmente a sus aseveraciones “periodísticas”, con la única finalidad de, como señalé al principio, “desnudar al tigre” y exhibir ante la sociedad sus miserias como persona, como periodista y como miembro de esa “mafia potosina del poder” constituida por el cacique Sánchez Unzueta, prolongada por Silva Nieto, perpetuada por Toranzo y, esperemos, sepultada por Carreras López.

La siguiente entrega está dedicada a las tracalerías del hijo pintito de tigre, quien lleva en su sangre la misma genética corrupta de su padre, y quien merece un tratamiento similar al del espécimen aquí tratado. De su nula capacidad reproductiva depende que esta familia siga medrando en las instituciones públicas, y se detenga un cáncer: el de la mentira, la falsedad y el miedo como estrategias de negocio de Juan José Rodríguez Medina.

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
%d bloggers like this: