Visto en su justa dimensión o a la luz de los días, la reunión que sostuvieron los empresarios potosinos con Miguel Mancera y los Gallardo, tiene matices que orientan y conducen hacia una franca y abierta reconciliación de una pugna o presunto distanciamiento entre la fuerza política más importante de la zona metropolitana con los que invierten y arriesgan sus capitales en San Luis Potosí.

En las primeras impresiones recabadas con algunos de los inversionistas más fuertes, pudimos constatar, que entre el empresariado potosino existe únicamente la percepción o la idea de una ruptura con el gobierno de la capital, pero la realidad es que todo se traduce a una constante y sistemática guerra mediática saturada de veneno puro, interesada en dividir y confrontar.

Hechos concretos sobre presuntos moches a constructores o fraccionadores solo existen en la mente perversa de algunas figuras ligadas al sector privado, concretamente a la dirigencia de la Cámara de la Construcción CMIC, interesada más en recuperar privilegios económicos e intentar desprestigiar a un gobierno que ha trabajado de manera distinta a las administraciones del PAN y del PRI.

Fue desafortunado y de malas vibras, que por el solo hecho de haber aceptado asistir al encuentro con los Gallardo, los empresarios potosinos hubiesen sido objeto de insultos y de severas críticas por aquellos detractores del Gallardismo que desearían ver enfrentados a los inversionistas con el gobierno de la ciudad.

La actitud, dudas y respuestas que ahí se dieron entre dos posturas aparentemente antagónicas, aclararon y fueron determinantes para confirmar que el presunto distanciamiento entre los empresarios con los Gallardo tuvo su origen en mentes perversas que no cesan en su frustrado intento de fracturar una relación que, si por momentos se vio frágil, hoy es transparente y de mutuos compromisos.

Y es que la Iniciativa Privada esté en lo suyo. A ellos les interesa el destino y la certeza de sus inversiones. Con el nuevo Plan Centro Estratégico de Población, los desarrolladores están convencidos de que sus proyectos de crecimiento se consolidarán y, si en los dos últimos años, algunos no los vieron cristalizados, fue precisamente porque el anterior Plan para Crecimiento Urbano de la Ciudad nació cojo y fue pronto prostituido por los anteriores gobiernos.

Hoy por hoy, ante el convencimiento de que Ricardo Gallardo Juárez tiene todas las posibilidades de reelegirse y está en la ruta de continuar gobernando la capital por tres años más, los empresarios potosinos saben que la vieja aspiración de construir los desarrollos verticales, los nuevos fraccionamientos y los mega estacionamientos que requiere urgentemente la ciudad son ya una realidad.

Gallardo Juárez ya lo había dicho: “El gobierno de la capital no se opone al crecimiento de la ciudad, se opone sí, a un crecimiento anárquico y desordenado.” Esto se entendió perfectamente durante la reunión; los empresarios se mostraron sensibles y admitieron que las cosas no se habían hecho bien con los gobiernos panistas o priistas que antecedieron a la actual administración municipal.

A los inversionistas potosinos, a los más fuertes, les ha quedado muy claro, que la ruta más fácil y sencilla es superar las diferencias y los malos entendidos con el proyecto de los Gallardo. Saben que explorar o apostar por otra oferta política sería más riesgoso y más incierto el destino de sus inversiones.

Al final del día, todo fue tan sencillo como aclarar un presunto distanciamiento que en los hechos nunca existió. Si a esto se suma, la posibilidad de que Industrial Minera México concrete su mega proyecto de desarrollo comercial en el poniente de la ciudad, estamos hablando entonces de cerrar pinzas y poner por encima de otros intereses el crecimiento ordenado de la capital.